Para los activistas sociales la luz ha dejado de ser sólo un campo de radiación electromagnética para convertirse en una herramienta de transformación y discurso social capaz de detonar la organización barrial de los jóvenes, además de haberse transformado en un novedoso pero contundente instrumento de protesta en los estallidos sociales más recientes, sostuvieron los activistas invitados al Festival de la Luz, organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Paola González Rubio, activista, defensora de derechos humanos y codirectora de Alumbra, señaló que este proyecto, originario de la Ciudad de México, se ha consolidado como una plataforma de empoderamiento de personas jóvenes quienes a través de la luz crean dinámicas, encuentros y diversas manifestaciones para la reinvención de sus espacios públicos.
A inicios del año 2020 Alumbra empezó a construir barrios incluyentes y accesibles a través de la iluminación artística y la promoción de la expresión de identidad y el desarrollo de la comunidad, eligiendo la noche como el momento más propicio para hacerlo, pues es cuando la inseguridad y el crimen toman mayor fuerza.
La maestra en ciencias de luz e iluminación Cecilia González Barragán y codirectora del proyecto, explicó que su metodología se basa en un modelo llamado placemaking que traducen como “hacer lugar”, el cual fomenta que la gente reimagine y reinvente los espacios públicos y colectivos para fortalecer la conexión entre la gente y los sitios que comparten.
A través de la experimentación participativa donde la luz se vuelve una herramienta de expresión artística, las directoras de Alumbra dijeron que al tener espacios ocupados y más ojos en la calle se reduce el crimen y la violencia, al tiempo que se activan y revitalizan las economías y dinámicas locales de noche, mientras se promueve la cohesión comunitaria.