A unas horas de terminar este 2022 y a la edad de 95 años fallecio Benedicto XVI, el papa emérito, quien renuncio a su pontificado debido a su estado de salud convirtiendose en el primer papa en seis siglos en renunciar en febtero de 2013.
Sin mencionar la causa de su muerte, el Vaticano dio la terrible noticia y se mencionó que desde la semana pasada, la salud de Benedicto XVI había empeorado “debido al avance de la edad”.
Inluco el papa Francisco pidió a los presentes en su audiencia semanal en el Vaticano que oraran por Benedicto XVI, quien, dijo, estaba “muy enfermo”. Más tarde lo visitó en el monasterio en los terrenos de Ciudad del Vaticano donde Benedicto había vivido desde que anunció su renuncia en febrero de 2013.
Al anunciar si retiro, y tras la elección de su sucesor en marzo —el papa Francisco, el excardenal Jorge Mario Bergoglio de Buenos Aires— y una estancia temporal en Castel Gandolfo, la residencia papal de verano, Benedicto se mudó a un convento en Ciudad del Vaticano. Era la primera vez que dos pontífices compartían los mismos terrenos.
Como papa, Benedicto fue una figura polarizadora. Fue aclamado por conservadores que admiraban sus escritos eruditos y su cuidadosa teología. Pero los críticos, particularmente en el Occidente posmoderno, lo llamaron “el Rottweiler de Dios” por su firme insistencia en la fidelidad a la doctrina de la iglesia y su voluntad de silenciar la disidencia.
El presidente de EE.UU. Joe Biden lamentó el fallecimiento del papa emérito Benedicto XVI el sábado y dijo en un comunicado que el difunto pontífice “será recordado como un renombrado teólogo, con una vida de devoción a la Iglesia, guiado por sus principios y fe”.