Gracias a mi madre que me dio la vida, me enseño a caminar, hablar, conocer a Dios y descubrir el mundo a través de sus ojos y acciones. Tu amor lleno mis épocas de niño, adolescente y hoy, de adulto.
Gracias a mi padre que me enseñó a trabajar, a descubrir el mundo más allá de mi nariz, que me narró lo difícil que fue para él la vida y me defendió con todo. Fui tu cómplice y eso me gusto, te fuiste muy joven pero dejaste huella en mí.
Gracias a mis hermanos que me enseñaron a defenderme, a escupir y decir groserías, pero sobre todo que me acompañan en los momentos más difíciles de mi vida y siguen aquí.
Gracias a mi esposa que me enseñó a que en este mundo es mejor primero caminar que correr, que me lleno de amor y me compartió su sabiduría, que me acercó más a Dios y a descubrir el lado humano de las personas. “Gracias por darme una familia, estabilidad y sueños”.
Gracias a mis hijas por ser mi sol particular, por reenseñarme cosas de la infancia que había olvidado, por sentarse conmigo a ver mis caricaturas favoritas a pesar que no les gusten, a reírse de mis chistes sin sal, a darme masaje en la espalda y demostrarme su amor todos los días. Gracias por tomarme de la mano cuando estoy triste preocupado o feliz, son mi guía.
Pero sobre todo….. gracias a Dios por permitirme llegar a los 48 años, me has enseñado que contigo en la oscuridad nada me va a pasar, que tus caminos son misteriosos pero llenos de satisfacciones, que la vida se vive aquí y que el cumplir años solo es un trámite.
Gracias a la Virgen de Guadalupe por iluminar mi camino, por protegerme con su manto y alejar los peligros de mi…. Por nunca soltarme la mano.
“GRACIAS A LA VIDA”
