El populismo ha encarnado movimientos de masas

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El populismo es un fenómeno caracterizado por contornos indefinidos cuyo significado se utiliza en general con una connotación negativa para deslegitimar posiciones políticas, y que es aprovechado por el discurso de los medios de comunicación o durante las campañas electorales para descalificar al adversario, señaló la doctora Lucía Picarella.
Durante el Seminario internacional Populismo y democracia en América y Europa, organizado por la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), sostuvo que el concepto es complejo, porque no existe una definición formal, sino una heterogeneidad de nociones que se conectan con los contextos propios de cada lugar o región. Por tanto, es un término polisémico, ambivalente; según algunos teóricos, se trata de una ideología desestructurada, mientras que otros lo consideran un síndrome más que una doctrina.
No obstante, en los últimos decenios los esfuerzos académicos han orientado sus estudios en identificar los diferentes matices de este fenómeno con el objetivo de abordarlo a través de un análisis crítico y sistematizar sus distintas visiones para permitir una comprensión más allá de los enfoques instrumentales que proporcionen las bases para indagaciones empíricas más sólidas, dijo la profesora de la Universidad Católica de Colombia.
Si se toman en cuenta las intersecciones teóricas más relevantes corroboradas en la praxis investigativa, podría clasificarse el populismo como una actitud demagógica que se utiliza de manera oportunista para lograr consensos. Hay también otras descripciones, como la que plantea que es una forma que pertenece al discurso político, o la que sostiene que es una reacción que se pone en marcha, sobre todo en determinados periodos de crisis política.
Otra definición sustenta que es un momento de rebelión en contra del status quo; otra más lo describe como un estilo de comunicación; otros estudiosos afirman que es una verdadera ideología, indicó la doctora en Teoría e Historia de las Instituciones Políticas Comparadas de la Universidad de Salerno.
Desde el punto de vista ontológico y fenomenológico, el populismo tiene en sus raíces dos actores conceptuales fundamentales: por un lado, el pueblo y, por otro, el enemigo. Una de las causas principales de la incapacidad de conseguir una dilucidación certera del fenómeno radica en la polisemia del propio término de pueblo, que es uno de sus cimientos.

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