San Ignacio de Loyola, general de la compañía de Jesús

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Ignacio de Loyola, nació en Loyola, Roma, en 1491- y falleció el 31 de julio de 1556, fue un soldado y sacerdote español fundador de la Compañía de Jesús, de la que fue el primer general. En esta orden se profesan los votos habituales de pobreza, castidad y obediencia además de otro especial de obediencia al papa. La Compañía de Jesús tuvo un importante papel durante la Contrarreforma.
El papa Gregorio XV lo canonizó el 12 de marzo de 1622 junto con Francisco Javier, Felipe Neri, Teresa de Jesús e Isidro Labrador. Pío XI lo declaró patrono de los ejercicios espirituales en 1922. El metodista Jesse Lyman Hurlbut consideró a Ignacio de Loyola como una de las personalidades más notables e influyentes del siglo xvi.7
En mayo de 1521, cuando era gentilhombre del virrey de Navarra, cayó herido en combate en la Batalla de Pamplona frente a un contingente de navarros y franceses que apoyaba el reinado de Enrique II de Navarra.8 Este hecho sería determinante en su vida, pues la lectura durante su convalecencia de libros religiosos lo llevaría a profundizar en la fe católica y a la imitación de los santos.
Así que ya estando sano se propuso peregrinar a Jerusalén, para lo cual necesitaba llegar antes a Roma. En su trayecto se detuvo en Montserrat y Manresa, donde comenzó a desarrollar sus ejercicios espirituales, base de la espiritualidad ignaciana.5
A su vuelta de Tierra Santa, comenzó sus estudios y a dedicarse a la predicación, basándose en el método de sus ejercicios espirituales. Fue procesado en Alcalá de Henares y en Salamanca y se le prohibió predicar hasta que no hubiera estudiado cuatro años.
Decidió continuar sus estudios en París, donde estudió humanidades, filosofía y un año y medio de teología. En París decidieron seguirle Pedro Fabro y Francisco Javier, entre otros.
En 1541 se procedió a designar al primer general de la Compañía de Jesús, resultando Ignacio elegido unánimemente por sus compañeros. Sin embargo, rechazó la designación y pidió que la votación se repitiese tras madurarlo más profundamente. Volvió a ser elegido en segunda votación y, tras reflexionar y confesar sus pecados, finalmente aceptó.5
Estuvo quince años al frente de la Compañía de Jesús como general, permaneciendo en Roma. La misma prosperó al punto que contaba con más de mil miembros en más de cien casas —en su mayoría colegios y casas de formación— repartidas en doce provincias al momento de su muerte.
En marzo de 1539 san Ignacio y sus compañeros empezaron a deliberar sobre la creación de una nueva orden. El 15 de abril de 1539 decidieron unánimemente establecer el voto de obediencia a uno de ellos. Entre mayo y junio decidió que la Compañía de Jesús tendría, además de los votos habituales de otras órdenes de pobreza, castidad y obediencia, otro de obediencia al papa que les obligase a ir a cualquier lugar del mundo al que este les enviase.
Sus ejercicios espirituales, publicados en 1548, ejercieron una influencia proverbial en la espiritualidad posterior como herramienta de discernimiento.
Murió el 31 de julio de 1556 y su cuerpo, que fue inicialmente sepultado en la iglesia de Santa Maria della Strada, fue trasladado a la iglesia del Gesù, sede de la Compañía.

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