Aunque en sus primeros años el Metro fue un orgullo para la ciudadanía, con el tiempo se ha convertido en un sistema poco eficaz por la falta de mantenimiento mayor y la sobresaturación en la demanda, aseguran usuarios y académicos en el reportaje Pauta Metropolitana. El Metro: crónica de su funcionamiento, realizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Los conductores “eran como pilotos de avión, traían un saco bonito, camisa blanca y corbata, así lucieron por mucho tiempo; estaban orgullosos de lo que hacían y la Ciudad de México también lo estaba de su transporte”, afirma el doctor Bernardo Navarro Benítez, en la producción de UAM Videos que puede verse en https://youtu.be/ILWXZ6Y7MH8
“Pero vemos que se han ido generando problemas y cuando no se destina presupuesto la situación se vuelve delicada”. A final del siglo pasado se le dio mantenimiento más no el presupuesto, “lo cual implicó hacer el milagro de operar la Línea 1 y modernizar la Línea 2 sobre una infraestructura que no era para la demanda creciente que llevó a acumular muchos conflictos que fuimos guardando debajo de la alfombra”.
El investigador de la Unidad Xochimilco de la Casa abierta al tiempo indicó que “ahora encontramos que va a ser sexagenario y eso es mucho tiempo para un servicio que funciona con mucha presión”.
De unos años para acá “hemos visto que hay aglomeraciones, tardanza en los trenes, fallas en las escaleras eléctricas, accidentes como el de la Línea 12 y deficiencias en las estaciones y en los paraderos que han llevado a muchos a optar por otros medios para moverse”, expresaron usuarios, quienes descartaron que las anomalías presentadas hace unos meses hayan sido ocasionadas por algún sabotaje, sino que es producto del descuido en su preservación.
“Anteriormente usaba el Metro para llegar más temprano y tranquila, pero ahora se tarda en pasar, va lleno y me siento insegura cuando viajo en los vagones de los varones, por lo que opté por el Metrobús”, dijo una de las entrevistadas.
Para la doctora Ruth Pérez López, académica de la Unidad Azcapotzalco, desde que se designaron vagones exclusivos para mujeres y niños se ha convertido en un transporte rápido y mucho más seguro, pues brinda un espacio de protección que no se encuentra en camionoes o microbuses, donde todavía pueden ser víctimas de acoso sexual.
“Lo cierto es que traslada a 40 mil pasajeros por hora-sentido y los viajes más largos los hacen las poblaciones de menores ingresos que viven más alejadas y que llegan a recorrer de 11 a 15 kilómetros un par de veces al día”, añadió Navarro Benítez.
El aumento de tres a cinco pesos del precio del boleto “no tenía nada que ver con los requerimientos del medio, además la propuesta fue que se hiciera un fideicomiso del cual las autoridades no han dado cuenta, más allá del descontento que generó”. Para calmar la situación, se anunció que esos recursos serían destinados para mejorar el sistema de transporte colectivo, lo cual no sucedió.
“Coincido en que el desagrado de la gente por el fideicomiso se dio por la falta de transparencia, pero ni entonces ni ahora nos dicen qué se hace con ese dinero; no sé si están impedidos por la ley, aunque de lo contrario les hago la invitación amable a que se haga, lo veríamos muy bien”, expuso el académico.
