A lo largo de la vida enfrentamos diversas pérdidas. Podemos perder el trabajo, finalizar una relación o sufrir la muerte de alguien cercano. Aunque una pérdida significativa puede sumergirnos en el dolor, la naturaleza nos ha dotado de la capacidad de recuperarnos para continuar adelante.
La tanatología, disciplina ancestral que ha cobrado auge recientemente, ofrece cuidados físicos y emocionales para asistir a las personas en la superación de una pérdida. Erika Gutiérrez Martínez, profesora de la Facultad de Psicología de la UNAM y experta en la materia, explica este acompañamiento en el proceso del duelo.
La tanatología “proporciona herramientas y busca ayudar a las personas a enfrentar distintas situaciones, como la muerte de un ser querido o de una mascota, encarar una enfermedad terminal o incluso asuntos tan fundamentales como la pérdida de un empleo”, señaló Gutiérrez Martínez.
Cuando el duelo por el fallecimiento de un ser querido se convierte en patológico, la tanatología resulta especialmente necesaria. Según Mardi Jon Horowitz, profesor de psiquiatría, el duelo patológico es aquel en el que la persona se ve abrumada por el dolor y recurre a conductas inadecuadas o permanece indefinidamente en este estado, sin progresar en su proceso de duelo hacia la resolución.
Gutiérrez Martínez describe el duelo patológico como “una situación lamentable en la que las personas, al negarse a aceptar el fallecimiento, viven en un duelo constante. Esto puede llevarlos al consumo de drogas, al alcoholismo o a dejar de trabajar: interrumpen su vida abruptamente”.
En estas circunstancias, los tanatólogos ayudan al individuo a reorganizar su vida y ofrecen su apoyo. “Es verdad que no hay un plazo establecido para superar el duelo, pero se deben observar progresos que muestren que uno se está recuperando. Sin embargo, hay quienes, incluso después de dos años, continúan llorando a su difunto como si hubiese fallecido la semana anterior, y eso no es normal”.
En casos de enfermedades terminales, los tanatólogos apoyan a los pacientes para que se preparen para el final, aprovechando el tiempo restante para vivir de la mejor manera, despedirse de sus seres queridos y resolver asuntos pendientes, como el testamento. La tanatología se nutre del apoyo de otras disciplinas como la psicología, la biología, la sociología y la espiritualidad. Estos son otros respaldos que proporcionan los tanatólogos, según Gutiérrez Martínez:
Incentivar al paciente a dialogar con su ser querido fallecido, expresando su dolor y reflexionando sobre los aciertos y errores cometidos.
Velar por la salud del afectado, quien a menudo se descuida al no alimentarse o dormir adecuadamente.
Devolver a la realidad a la persona afectada, ya que hay quienes creen que en el trabajo o en otras actividades se pueden encerrar para no vivir su sufrimiento.
Ponerse en los zapatos del otro con respeto, confidencialidad, cordialidad y sobre todo humanismo para ofrecer el apoyo que el paciente busca.
Enfrentar las pérdidas de empleo o de pareja.
Ayudar a que una persona pueda sobrellevar la perdida de una parte de su cuerpo por amputación.
