La gestación por sustitución se ha convertido en una industria que crece y se promociona a través de las redes sociales, donde agencias, clínicas, padres y madres contratantes, así como gestantes, han hallado una forma fácil de contactarse.
Para tener una visión más clara de lo que conlleva dicha práctica, principalmente en las mujeres gestantes, Gaceta UNAM y UNAM Global TV llevaron a cabo un reportaje sobre el negocio que representa esta práctica a nivel nacional e internacional, develando que las mujeres que se someten a estas prácticas son monedas de cambio y en la mayoría de las veces lo hacen en situaciones que ponen en peligro su vida.
En Facebook hay grupos denominados “Gestación Subrogada México”, “Madre subrogada, vientre en alquiler sólo madres mexicanas” o “Gestación Subrogada CdMx y Estado” en los cuales se leen publicaciones como:
“¡Solicito gestantes! entre 18 y 36 años. Mínimo tengan un hijo propio. Soltera o unión libre. Ofrezco 200 mil a 250 mil pesos.”
“Alquilo mi vientre, vivo en el Estado de México. Remuneración a sus posibilidades. Trato directo sin agencia.”
“Sueño mucho con ser padre y aún no logro una buena meta económica. Cuento con 80 mil pesos mexicanos, ¿a alguien le interesan?”
“Nueva agencia solicita mujeres que les interese rentar su vientre… Ojo, sólo mujeres que vivan en la CdMx. Compensación 300 mil. Embarazo gemelar 420 mil. Más 15 mil de colocación de embriones. Más 25 mil de ropa de maternidad. Más compensación de cesárea aproximadamente 37 mil. Seguro de vida.”
La información que se destaca en estas publicaciones son las características que se les solicitan a las gestantes para poder someterse al procedimiento. Además de los montos que se les ofrecen que, según la información en redes sociales, van de los 250 mil a los 300 mil pesos; aunque si es una gestación gemelar la cantidad puede incrementar.
En este sentido, la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, Amneris Chaparro Martínez, refiere que “si se habla de que es una industria, sería importante saber cuáles son los gastos que involucra esta práctica y cuál sería el pago justo para alguien que va a comprometer el cuerpo de una manera tan intensa con todo lo que implica la gestación”.
Las situaciones que enfrentan las personas gestantes están al frente del debate en el que predominan dos posturas:
La abolición: “La pauta es prohibir esta práctica de tajo y eliminarla porque en sí misma representa una forma de explotación y reducción de las mujeres a sus capacidades reproductivas, lo que para esta postura sería inadmisible”, expone Amneris Chaparro Martínez.
La regulación: “Sería crear instrumentos y leyes que puedan dar pauta para que haya mecanismos y políticas públicas necesarias para que quienes decidan gestar puedan hacerlo en condiciones favorables en las que no haya explotación, los contratos sean equitativos, haya un acuerdo entre las partes y una protección desde el Estado”, adjunta.
Mantener las discusiones sobre el tema permite visibilizar las vulnerabilidades que las gestantes pueden experimentar y, para ello es necesario escucharlas, pues además de verse afectadas económica y médicamente, también son discriminadas, como le ocurrió a Abigail.
“Cuando nacieron los gemelos al papá le dieron un trato diferente por ser americano, y yo quedé excluida, así como ‘tú eres la fábrica de bebés, tú no tienes por qué llorar, tú no tienes por qué decir nada’, tan tan”, enfatiza la gestante.