Yoga herramienta de autoconocimiento para la detección de cáncer de mama

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Hablar de cáncer de mama es una prioridad que debe hacerse con frecuencia en cada uno de los espacios de la vida universitaria, fue por ello que en el marco del 19 de octubre, Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, la Subdirección de Actividades Deportivas y Recreativas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) convocó a una clase de yoga para sensibilizar sobre la importancia de realizar diagnósticos oportunos sobre esta enfermedad.

La maestra Rita Sara Marín Gómez, quien además de ser egresada de la Licenciatura en Psicología Social por la UAM es también terapeuta ayurvédica y deportista de alto rendimiento, encabezó esta clase de yoga en las áreas verdes de la Rectoría General, a la que acudió un número importante de trabajadores, quienes además de lograr diversas asanas (posturas) escucharon atentos una plática introductoria sobre el cáncer de mama.

En esta charla Marín Gómez explicó que la anatomía de las mamas comprende externamente la piel y pezón, pero por dentro están los vasos sanguíneos, el músculo, los vasos y ganglios linfáticos, la grasa, las glándulas y los conductos lactíferos.

Los ganglios linfáticos son de suma importancia para el cuerpo y se asemejan mucho a las carreteras, además de ser canales funcionan como retenes de inspección que detienen aquello que no es normal, como las células malignas, pero de ellas algunas resultan bastante escurridizas y logran alojarse en los ganglios, lo que hace difícil la detección del cáncer.

Por otra parte, la terapeuta dijo que las células cancerígenas son aquellas que proliferan y crecen ininterrumpidamente sin nada en el cuerpo que de manera natural las detenga, contrario al ciclo natural de una célula, éstas no mueren, sino que proliferan sin cesar hasta volverse una bolita. Estas células no son movibles, se quedan en un mismo lugar y empiezan a expandirse como arañas, quedando enquistadas en algún ganglio para esparcirse hasta lograr alcanzar los órganos, lo que ocasiona dolor.

Marín Gómez expuso que las características que se asocian con un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad incluyen antecedentes familiares con este mal, ser mujer mayor de 40 años, menopausia tardía, menarca temprana, no tener hijos antes de los 35 años, no haber amamantado a sus bebés por al menos un año y usar anticonceptivos por tiempo prolongado.

Asimismo, el alto consumo en grasas y azúcares, la obesidad, el uso de alcohol y tabaco y la exposición a radiación, agudizan la posibilidad de contraer este cáncer, el cual no sólo da a mujeres, sino que en una proporción mucho menor, puede ser contraído por hombres.

De modo que el estilo de vida ideal debe incluir ejercicio por al menos 20 minutos al día con constante movimiento para generar sudoración y quema de calorías, mantenerse en un peso ideal, evitar alimentos procesados y sustituirlos por frutas, verduras y cereales.

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