Por razones económicas y culturales, en las zonas rurales de México predominan las quemaduras por agua hirviendo, a diferencia de lo que ocurre en otros países del continente americano, como Colombia y Venezuela, donde las quemaduras por ácido clorhídrico e incluso por hidróxido de sodio son las más frecuentes (los delincuentes recurren a estos compuestos químicos para lanzárselos a las personas en el rostro y luego asaltarlas.
En la Facultad de Química de la UNAM, Gerardo Leyva Gómez y sus colaboradores desarrollan un nuevo material en forma de gel para la cicatrización de heridas por quemaduras, que en México afectan cada año a 120 mil personas (sin contar las no reportadas), cantidad equivalente al aforo del Estadio Azteca.
“Además de injertos de piel en los pacientes, en México se utilizan cubiertas cutáneas hechas de polímeros para reparar la piel dañada por quemaduras ocasionadas principalmente por agua hirviendo en la cocina, por electrocución en centros laborales y por fricciones (raspones) debido a la caída de una moto o por frío, que son las menos comunes”, dice Leyva Gómez.
En vez de las cubiertas cutáneas (son como un curita para heridas pequeñas y sustituyen la barrera mecánica perdida por una lesión), este nuevo material eventualmente se podría aplicar para la cicatrización en la mayoría de los pacientes quemados (niños de entre cuatro y seis años de edad).
Por su potencial bajo costo (las cubiertas cutáneas para cubrir un área como el pecho cuestan aproximadamente 40 mil pesos), el nuevo material podría utilizarse en zonas de bajos recursos y de mayor incidencia de quemaduras, las cuales se localizan en Guerrero, Oaxaca y Chiapas.
El nuevo material para la cicatrización de heridas por quemaduras es desarrollado por Leyva Gómez y sus colaboradores a partir de un polímero natural (quitosano) y otro sintético (poloxamero 407); además de no portar fármacos, es accesible, biodegradable y biocompatible.
“El quitosano se obtiene mediante la desacetilación de la quitina, componente del
exoesqueleto de crustáceos como los camarones y cangrejos. Este polisacárido, que es muy económico porque proviene de una fuente abundante, ayuda a contrarrestar la presencia de algunas bacterias oportunistas en las heridas. En cuanto al poloxamero 407, ya se utiliza en otras formas farmacéuticas para elaborar medicamento s”, apunta Leyva Gómez.