Cerca de 100.000 personas huyeron de la zona metropolitana de Puerto Príncipe en el último mes debido al recrudecimiento de los ataques de las pandillas armadas, anunció el viernes la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas.
De acuerdo a la agencia noticiosa AFP, con datos recabados en las estaciones de autobuses más utilizadas, la OIM constató que entre el 8 de marzo y el 9 de abril, 94.821 personas huyeron de la capital para dirigirse principalmente a los departamentos del Gran Sur, que ya albergan a 116.000 desplazados que huyeron en los últimos meses, precisó la OIM en un comunicado.
La agencia señala que estas cifras no reflejan necesariamente todo el flujo, ya que algunos desplazados no pasan por los puntos donde se recaban los datos.
Las provincias de destino «no cuentan con infraestructuras suficientes y las comunidades de acogida no disponen de recursos suficientes que les permitan hacer frente a estos flujos masivos de desplazados desde la capital», comenta la OIM.
Según los datos, la mayoría (63%) de las casi 100.000 personas que huyeron de la capital ya eran desplazados internos, que a menudo se habían refugiado primero con familiares en el área metropolitana de Puerto Príncipe.
Pero la OIM ha observado un nuevo fenómeno: mientras que a principios de marzo los desplazados internos eran los primeros en abandonar la capital, con el tiempo, los que no habían sido desplazados antes también están decidiendo marcharse.
«Esto describe aún más el deterioro de la situación en la capital, dado que abandonar la capital podría ser una decisión relativamente más rápida para alguien que ya estuviera desplazado que para alguien que aún estuviera en su casa y decidiera abandonarla para buscar refugio en las provincias», comenta la agencia de la ONU.
La gran mayoría (78%) de las personas entrevistadas por la OIM como parte de este ejercicio de recopilación de datos afirmaron que abandonaban la capital debido a la violencia, y el 66% dijo que se quedaría fuera «el tiempo que fuera necesario».
Haití lleva décadas asolado por la pobreza, las catástrofes naturales, la inestabilidad política y la violencia de las pandillas armadas.
Desde finales de febrero, poderosas pandillas haitianas se han unido para atacar comisarías, prisiones, el aeropuerto y el puerto marítimo en un intento de forzar la salida del primer ministro Ariel Henry, que decidió dimitir el pasado 11 de marzo para dar paso a un consejo de transición.