La Virgen de Fátima, formalmente Nuestra Señora del Rosario de Fátima, es una advocación con que se venera en el catolicismo a la Virgen María. En la misma línea que otras apariciones marianas, tuvo su origen en los testimonios de tres niños pastores, llamados Lucía dos Santos, Jacinta y Francisco Marto, quienes afirmaron haber presenciado varias apariciones.
Se atribuyeron a los mensajes de la aparición componentes proféticos y escatológicos, en particular con respecto a una posible nueva guerra mundial —sus seguidores han interpretado que el inicio de la Segunda Guerra Mundial fue su confirmación—, a la conversión de la Rusia soviética, y al intento de asesinato de Juan Pablo II.
Su principal lugar de culto es el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, ubicado en la ciudad del mismo nombre en el municipio de Ourém. Considerado uno de los centros de peregrinación católica más importantes del mundo, el santuario de Fátima, edificado en el lugar de las apariciones, recibió 7,3 millones de peregrinos en el año 2011.
Según el testimonio de sus protagonistas, en el año 1916, tres niños pastores, Lucía dos Santos, de diez años, y sus primos, Jacinta y Francisco Marto, de seis y nueve años respectivamente habían experimentado, en tres ocasiones distintas durante la primavera y el verano de 1916 una presencia angélical mientras pastoreaban sus ovejas, dos veces en la cueva Loca do Cabeço, en Valinhos, y otra en el Pozo del Arneiro, en casa de Lucía, en Aljustrel.
Este Ángel de Portugal, o Ángel de la Paz, tal como ellos lo llamaron, les había enseñado a rezar para pedir por la conversión de los pecadores, les había aconsejado cómo practicar el sacrificio cotidiano y la adoración a Dios a través de la eucaristía. En su narración, los niños lo consideraron como una preparación para las visitas de la Virgen María que iban a tener lugar posteriormente, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917.
El domingo 13 de mayo de 1917, los tres niños fueron a pastorear sus ovejas como de costumbre, a un lugar conocido como Cova da Iria, cerca de su pueblo natal de Fátima en Portugal. Lucía describió haber visto, sobre una encina,Nota 3 a una mujer «más brillante que el sol»,5 vestida de blanco, con un manto con bordes dorados y con un rosario en las manos, que les pidió que retornaran el mismo día y a la misma hora durante seis meses consecutivos, encomendándoles el rezo del rosario. Francisco declaró no escuchar ni hablar con la Señora, sino solo verla.Nota 4 Asombrados, corrieron de regreso a su pueblo y lo anunciaron a todos,6 encontrándose con la previsible incredulidad de sus vecinos —incluyendo los padres de Lucía—. En cambio, los padres de Jacinta y Francisco les creyeron.
Los niños anunciaron más apariciones, el día trece de los meses de junio y julio. Tras la segunda aparición, en junio, declararon que se les había anunciado la muerte de Jacinta y Francisco.7 A causa de la mortífera epidemia de gripe conocida como «gripe española» que asoló Europa y América, Francisco y Jacinta Marto cayeron enfermos en diciembre de 1918. Francisco no se recuperó y murió el 4 de abril de 1919. Jacinta mejoró algo su salud, pero al poco tiempo sufrió una pleuritis purulenta y fue internada en el hospital de Vila Nova de Ourém en el verano de 1919. Trasladada a Lisboa, murió el 20 de febrero de 1920.