¿Recuerdas aquella escena en Shrek 2 donde el Gato con Botas somete al ogro con sus encantos? Esos ojitos tiernos debajo del sombrero y ese peculiar ronroneo conquistaron a la poco sociable criatura y la hicieron ceder a lo que quería. Es difícil imaginar que un pequeño ser tenga tanto poder, pero lo cierto es que esa escena no está tan alejada de la realidad, ya que un estudio publicado en Behavioural Processes reveló que los gatos son maestros de la manipulación y han desarrollado estrategias para obtener lo que desean de sus tutores.
El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Viena, concluyó que los gatos son expertos manipuladores tras evaluar las interacciones de 41 felinos con sus dueños durante largos periodos de tiempo. Esta afirmación también fue avalada por pruebas de carácter tanto del tutor como del animal de compañía.
Para profundizar en los resultados de este estudio y saber si realmente los gatos son expertos manipuladores, entrevistamos a la Dra. Claudia Edwards Patiño, profesora de Bioética y Zootecnia en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, quien es una voz destacada para entender el comportamiento animal, en este caso específico de los mininos.
“El estudio tiene razón en decir que los gatos sí son manipuladores, y muy buenos debo decir. No obstante, hay una parte que el estudio destaca y yo también lo quiero hacer porque es una mala idea que está alrededor de ellos y que nosotros hemos creído: ‘ellos piden todo y no dan nada a cambio’. Esto no es cierto, los gatos sí dan cosas a cambio”, destacó.
De acuerdo con el estudio, los gatos han visto que pueden manipular más fácilmente al sexo femenino. Aunque el estudio no menciona el porqué, Edwards Patiño indicó que esto se debe a una similitud entre el llanto del bebé y el maullido del gato, pero también a que las mujeres usualmente son las cuidadoras principales.
“Un estudio donde se evaluaron los sonidos que emitían los animales evidenció que las mujeres, cuando escuchaban los maullidos del gato, sentían la necesidad de ayudarlo o incluso se angustiaban. Esa situación, desde la visión psicológica, se explica porque el maullido del gato tiene semejanza con el llanto del bebé. Ellos lo modulan para que sea así y, como las mujeres tenemos el umbral más bajo para reaccionar a este sonido debido a la parte evolutiva de ser madre, buscamos la forma de ayudarlos”, señaló.
Por otro lado, los gatos generan apegos con la persona que los cuida y, al ser las mujeres las figuras que más frecuentan, ya sea por cuestión de alimentos, de cariño u otras situaciones, es más probable que ellas caigan en su manipulación. No obstante, esa situación también genera que gatos y mujeres se entiendan de una forma sencilla. “Es un entendimiento que se da para ambas partes, ya que se vuelven observadores y cuidadosos uno del otro”, agregó.