De acuerdo a un reporte de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOA), el fenómeno meteorológico conocido como “El Niño”, que contribuyó a las recientes condiciones climáticas extremas, llegó a su fin, y s espera la llegada de “La Niña”, razón por la que el Centro Nacional de Huracanes prevé una temporada de huracanes extraordinaria.
“El Niño” se formó hace aproximadamente un año y se le atribuye parte de las olas de calor y condiciones meteorológicas extremas de los últimos meses. Ahora, con un 65% de probabilidades, se espera que “La Niña” se forme durante los meses de julio, agosto y septiembre.
Esta variación en las temperaturas del Pacífico tiene el potencial de intensificar la actividad de huracanes en el Atlántico, especialmente en agosto, cuando la temporada de tormentas alcanza su punto máximo.
La Niña es un fenómeno climático que forma parte de un ciclo natural-global del clima conocido como El Niño-Oscilación del Sur. Este ciclo global tiene dos extremos: una fase cálida conocida como El Niño y una fase fría, precisamente conocida como La Niña.
En el pasado también se le llamaba anti-El Niño, o «El Viejo». Cuando existe un régimen de vientos alisios fuertes desde el este al oeste, las temperaturas ecuatoriales disminuyen y comienza la fase fría o La Niña. Cuando la intensidad de los alisios disminuye, las temperaturas superficiales del mar aumentan y comienza la fase cálida, El Niño.
Cualquiera de ambas condiciones se expande y persiste sobre las regiones tropicales por varios meses y causan cambios notables en las temperaturas globales, y especialmente en los regímenes de lluvias a nivel global. Dichos cambios se suceden alternativamente en períodos que varían promedialmente de los cinco a los siete años y se tienen registros de su existencia desde épocas prehispánicas.