Cada quien necesita cuidarse como persona, pues somos nosotros mismos quienes más nos conocemos, consideró la psicóloga Miriam Elizabeth Sosa García. Para lograrlo recomendó utilizar la gestión emocional, ese conjunto de procesos psicológicos que hacen que podamos identificar y trabajar con cada una de nuestras emociones.
Al ofrecer la conferencia La gestión emocional como herramienta del autocuidado, ofrecida en el marco de las actividades LGBTIQ+ realizadas por el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, la terapeuta señaló que esta herramienta psicológica es especialmente recomendable para la comunidad LGBTIQ+, pues 60 % de las personas han tenido depresión, el 50 % pensamientos suicidas y el 35 % ha sufrido discriminación en el trabajo.
En el evento híbrido, coordinado por la Comisión Interna para la Igualdad de Género del IIEc y que tuvo como presentadora a Patricia Llanas Oliva, técnica académica de esa entidad, Sosa García explicó que las consecuencias de no tener una adecuada gestión emocional son el estrés, la depresión, el trastorno de estrés postraumático, las situaciones de riesgo, la baja autoestima, el aislamiento social, las autolesiones y el suicidio.
La especialista mencionó que la gestión emocional consta de cinco características: el reconocimiento de las emociones, la comprensión de las mismas, la regulación emocional, la expresión de ellas y la empatía.
“La identificación de las emociones significa reconocerlas, nombrar a las que se están experimentando en el momento; mantener una vigilancia continua sobre ellas a lo largo del tiempo (es decir, monitorearlas); y con ambas características tener autoconciencia, la cual permite gestionarlas adecuadamente, detectar patrones y desencadenantes”, detalló.
La comprensión de las emociones implica analizar sus causas y consecuencias para entender qué las provoca y cómo afectan nuestros pensamientos y comportamientos; en tanto, la regulación emocional se refiere al control de los impulsos, a intentar una respuesta reflexiva y controlada en vez de reactiva, comentó.
Entre los beneficios de utilizar la gestión emocional como herramienta, Sosa García destacó la prevención del estrés y la ansiedad; el aumento de la autoestima y la autoconfianza; lograr una mejor salud mental; un mayor rendimiento y productividad; mejores relaciones interpersonales y bienestar integral.