María Soledad Funes Argüello, coordinadora de la Investigación Científica de la UNAM, señala que
el Observatorio es una prueba clara de que la investigación científica y la generación de conocimiento están íntimamente relacionadas con la innovación tecnológica y la creación de recursos humanos. La curiosidad humana de ver el cielo y preguntarse constantemente qué hay más allá, es una oportunidad para despertar vocaciones científicas a temprana edad.
Las observaciones realizadas en el OAN, en sus diversas instalaciones, han permitido contribuir de manera importante a desentrañar los secretos del universo, para entender los procesos energéticos que ocurren durante la formación y evolución de las estrellas, así como la interacción de estas con la materia interestelar, añade.
Asimismo, expresa que, luego de su fundación en 1878, su custodia y administración fueron asignadas a la UNAM en 1929 y a partir de entonces ha desempeñado un papel relevante en la formación de prestigiosos científicos mexicanos como Paris Pişmiş, Luis Enrique Erro, Silvia Torres Peimbert, Guillermo Haro, Gloria Koenigsberger y Arcadio Poveda.
El OAN, prosigue, ha impulsado además el desarrollo tecnológico en México. Es frecuente escuchar a profesionistas decir que su afición por la tecnología surgió gracias a su paso por el Observatorio. Dos ejemplos destacados son los del ingeniero civil y exrector de la UNAM, Nabor Carrillo Flores, y el ingeniero José de la Herrán, quienes contribuyeron significativamente en la modernización y expansión de las instalaciones del Observatorio.
En la actualidad existen dos sedes del Observatorio Astronómico Nacional, una en Tonantzintla, Puebla (OAN-Tona), donde se llevan a cabo actividades de docencia y divulgación de la ciencia, y la otra en la Sierra de San Pedro Mártir, en Baja California (OAN-SPM).
Yair Emmanuel Krongold Herrera, director del Instituto de Astronomía, comparte en entrevista que el OAN-SPM es uno de los cuatro mejores sitios en el mundo para la observación astronómica debido a su cielo despejado y a su altura, así como a la calidad de sus cielos oscuros.
Desde 2006 hasta la fecha, los expertos del OAN y el Instituto de Astronomía de la UNAM han trabajado junto con las autoridades municipales y estatales de Baja California para prevenir la contaminación lumínica y proteger la oscuridad del cielo nocturno en el OAN-SPM. El propósito es, además de prevenir, combatir la contaminación lumínica generada por las poblaciones cercanas.
En esta labor una herramienta esencial fue la promulgación, en septiembre de 2006, del Reglamento para la Prevención de la Contaminación Lumínica en el municipio de Ensenada, Baja California. Este documento, también conocido como “Ley del Cielo”, sigue los procedimientos establecidos en otros grandes observatorios del orbe, tales como Hawái (Estados Unidos) e Islas Canarias (España).
También se prevé participar en la nueva generación del Telescopio de Horizonte de Eventos (ngEHT), en colaboración con Estados Unidos, a fin de estudiar, en longitudes de onda milimétrica, la evolución de los agujeros negros en el centro de las galaxias y las condiciones físicas en sus alrededores con mayor precisión.
Una iniciativa más para el OAN-SPM incluye la instalación de un nuevo telescopio en colaboración con Francia, China y Taiwán, el cual contará con un espejo principal de dos metros de diámetro y se destinará a explorar objetos cuyo brillo varía rápidamente en el tiempo.