Los flamencos son famosos por sus patas y cuellos largos y su plumaje rosa. Y por primera vez se ha descubierto que las aves entablan amistades leales de por vida y que los rasgos físicos podrían estar implicados en esos vínculos.
Las relaciones longevas entre los flamencos incluyen a parejas que se han apareado, construyen nidos juntas y crían a los polluelos cada año, así como amigos del mismo sexo y grupos de entre tres y seis amigos cercanos.
Existen seis especies de flamencos que habitan en grandes lagos salinos o alcalinos, llanuras de marea o lagunas costeras poco profundas de las Américas, África, Europa y Asia. Las bandadas de estas aves gregarias suelen ser de miles de ejemplares.
Paul Rose, líder del estudio y ecólogo del comportamiento en la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, quería descubrir si los flamencos crean lazos complejos dentro de sus grupos grandes.
Entre 2012 y 2016, Rose recopiló datos sobre cuatro bandadas cautivas de flamencos comunes, chilenos y enanos y las parinas grandes que viven en el Wildfowl & Wetlands Slimbridge Wetland Centre de Gloucestershire. Las bandadas, cuyo tamaño variaba de solo 20 individuos a más de 140, se consideraban similares en estructura y comportamiento a los grupos silvestres.
Su descubrimiento fue publicado en el nationalgeographic.com. tras recopilar estos datos durante cinco años, Rose observó que los flamencos mantienen amistades estables, caracterizadas principalmente por estar cerca los unos de los otros. Es posible que estos vínculos duren décadas; los flamencos pueden vivir 50 años.
Para esta investigación, Rose fotografió las bandadas del centro a diario en cuatro horas prestablecidas en primavera y verano y tres veces en otoño e invierno. También fotografió a las aves que se colocaban juntas en subgrupos distintos en cada bandada. Las aves llevan anillos en las patas, lo que facilita identificar a cada individuo.
Una colonia de flamencos es una masa concurrida de aves que comen, se acicalan y a veces se pelean. Si un ave se acerca demasiado a otra, usan los largos cuellos y enormes picos para atacarse y a veces se esfuerzan para demostrar que una tiene un cuello más largo que la otra.
Por consiguiente, Rose definió la longitud del cuello como medida de la amistad entre flamencos: las aves que están sentadas o de pie «a menos de un cuello de distancia de otra ave» se consideraban amigas. Cuando había otros flamencos cerca, pero más de un cuello de distancia, Rose los marcaba como pertenecientes a grupos diferentes.
Descubrió que las bandadas más grandes tenían más variedad y más interacciones sociales con redes sociales complejas que constaban de subgrupos de dos, tres o seis aves.