‘¡Ya viene el agua! ¡Vámonos de aquí!’

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Save the Children estima que, debido a las condiciones de vulnerabilidad previas, más de medio millón de personas podrían haber sido afectadas por el huracán John, de las cuales alrededor 200 mil serían niñas, niños y adolescentes[1]. Esta cifra representaría el 16 % de la población total del estado de Guerrero.

El huracán John tocó tierra por primera vez el 23 de septiembre. generando un impacto devastador en Acapulco, Coyuca y otras áreas de la región, las cuales aún no se habían recuperado del paso del huracán Otis, un evento de categoría 5 que afectó la zona hace apenas 11 meses.

En algunos municipios, las inundaciones superaron los tres metros de altura, dejando a miles de personas sin electricidad y sin acceso a necesidades básicas durante varios días. Además:

15 personas han perdido la vida, con riesgo de que la cifra aumente debido a las dificultades de acceso y levantamiento de censos en las zonas afectadas.

En Acapulco, el 17.7% de la población vivía en pobreza extrema, y 35.7% en pobreza moderada[2]. La mayoría de los hogares apenas contaban con un ingreso mensual de 13,000 pesos, y el 30% más vulnerable sobrevivía con menos de 6,000 pesos al mes[3].

De igual forma, la organización detectó que varias escuelas han sufrido daños estructurales severos y requieren limpieza y reconstrucción urgente. La escasez de agua potable y productos de higiene es crítica, y ya se reportan enfermedades dérmicas y respiratorias entre las niñas y niños.

La preocupación persistente por la ocurrencia de futuros desastres naturales incrementa la necesidad de ofrecer un mayor apoyo psicoemocional a las comunidades; especialmente, para niñas, niños y adolescentes, pues  muchos están reviviendo los traumas de huracanes previos, presentando altos niveles de ansiedad:

Andrea*, madre afectada por el huracán John: “Cuando empiezan las lluvias, ya no podemos dormir. Solo pensamos en que el río se va a desbordar. Cada vez que veo los árboles moverse con fuerza, siento que viene otro huracán como Otis. Mis hijos están aterrados. Apenas comienzan a caer las primeras gotas, y ya me gritan: ‘¡Ya viene el agua! ¡Vámonos de aquí!’ Se asustan muchísimo.”

Karla*, niña de 8 años afectada por el huracán John: “Casi todo se arruinó. Mis libretas se echaron a perder, pero mi mochila no… solo se manchó un poco. La van a lavar. Aunque, de todas formas, no he podido volver a la escuela. Eso me pone muy triste porque no sé cuándo podré regresar.”

Save the Children ha movilizado su equipo humanitario para apoyar a las comunidades más afectadas en Guerrero y ha establecido alianzas estratégicas con autoridades locales y organizaciones aliadas. Estas son las principales actividades que están llevando a cabo:

Protección Infantil: Creación de Espacios Amigables para la niñez, sesiones de apoyo psicoemocional y talleres para madres, padres y cuidadores para fortalecer la seguridad y bienestar familiar.

Educación: Establecimiento de Espacios Temporales de Aprendizaje, apoyo económico para gastos educativos y campañas de regreso seguro a clases.

Salud y Saneamiento (WASH): Jornadas de prevención de enfermedades, entrega de insumos de higiene y promoción de sistemas de agua potable en las comunidades afectadas.

Asistencia en Efectivo: Implementación de transferencias monetarias para que las familias cubran sus necesidades y campañas de sensibilización para fomentar la resiliencia comunitaria.

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