Las ranas: fuente de ritos, creencias y remedios a lo largo de los siglos

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Durante más de seis mil años, la humanidad ha probado y seleccionado sustancias naturales de plantas, animales y microorganismos con fines curativos, pero también rituales, cosméticos o domésticos. Una de las primeras referencias al uso de sustancias naturales se remonta al antiguo Egipto, durante el segundo milenio antes de nuestra era; por ejemplo, los papiros médicos conservados desde entonces mencionan remedios con sangre de lagarto o excremento de cocodrilo contra las enfermedades oculares que eran comunes en esa civilización.

Si bien las sustancias de origen vegetal o animal se han utilizado durante siglos para combatir enfermedades, la base científica de los mecanismos a través de los cuales funcionan estos remedios no comenzó a investigarse formalmente sino hasta el siglo XVIII. Así, la aspirina, antipirética (contra la fiebre), analgésica (dolores) y antiinflamatoria, utilizada ahora en todo el mundo, era un elemento clave de la medicina tradicional antigua: desde el año 500 A.C., Hipócrates recomendaba el té de hierbas de hojas de sauce blanco (Salix spp.) para aliviar el dolor y la fiebre. Pero fue hasta 1829 que el principio activo contenido en las hojas de este árbol, la salicina, fue aislado por P.J. Leroux [1].

Hoy día, aunque la mayoría de las drogas terapéuticas se pueden obtener por procesos de síntesis química partiendo de sus precursores, más del 40% son de origen natural, y de éstas el 75% son de origen vegetal; el 15% de origen microbiano y el 10% de origen animal [2]. No obstante, la aparición de diversos agentes infecciosos (dengue, Zika; SARS-CoV-2, viruela del mono, etc.), aunado a los fenómenos de resistencia a antibióticos, la toxicidad o la pérdida de la efectividad de ciertos fármacos, obligan a investigador@s en disciplinas farmacéuticas y clínicas, a buscar y probar nuevas sustancias para hacer frente a estos graves problemas de salud.

Las ranas: fuente de ritos, creencias y remedios a lo largo de los siglos

Más allá de diversos ritos y creencias, los productos obtenidos de las ranas se han usado en la medicina tradicional por su reconocida capacidad de facilitar la cicatrización de heridas. La referencia más antigua se remonta a los asirios (2,000-1,000 a.C.), con el descubrimiento de tablillas de escritura cuneiforme que relatan el uso de extractos de bilis de rana mezclados con leche para curar las infecciones de los ojos. México no es la excepción ya que, desde la época prehispánica, está documentado el uso de las ranas en la medicina tradicional, la que todavía permanece hasta hoy en día. Por ejemplo, algunas comunidades indígenas del estado de México usan todavía secreciones de la rana Tláloc (Lithobates tlaloci), endémica de la cuenca de México, como remedio para la diabetes o la tos.

Otro ejemplo es el de comunidades indígenas del Amazonas occidental que utilizan la secreción de la piel de la rana Phyllomedusa bicolor como una poción para aumentar la fuerza muscular, la agudeza visual y la resistencia a la fatiga antes de cazar. La secreción seca se aplica a heridas auto-inflingidas y la respuesta, fisiológicamente muy violenta primero, provoca un profundo malestar seguido de un período de indolencia, para finalmente conducir al estado esperado; un escritor estadounidense quien experimentó los efectos de esta poción relata: “Cuando te despiertas… te sientes como un dios”. Esta costumbre se ha trasladado a México y tal secreción de la rana, llamada ‘el kambo’ se aplica para limpiar el cuerpo de toxinas.

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