No solo en México las organizaciones delictivas se las ingenian para traficar droga, en Italia
la policía dio un golpe contra la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa, donde fueron detenidas 24 personas, pero sorpresivamente, entre los arrestos figuró uno destacable: una monja, que formaba parte de este grupo criminal.
Se trata de la hermana Anna Donelli, quien llevaba 15 años como voluntaria en la cárcel de San Vittore de Milán (norte) tras haber realizado esa misma labor en otras prisiones de Pavia y Roma.
De acuerdo con los primeros reportes, se dice que «usaba su posición de religiosa» para entrar en las cárceles y hacer de intermediaria entre los presos y la organización criminal.
La ‘Ndrangheta es una organización criminal de Italia, cuya zona de actuación predominante es Calabria. La ‘Ndrangheta se ha convertido en el elemento criminal más poderoso de Italia y Europa desde los años 1990. Aunque en ocasiones se la asocia incorrectamente a la mafia siciliana, la ‘Ndrangheta opera de modo independiente, si bien existen contactos entre ambas dada la proximidad geográfica entre Calabria y Sicilia.
Varias agencias italianas contra el crimen organizado estimaron en 2007 que la Ndrangheta tenía ingresos anuales de alrededor de unos 35-40 mil millones de € (50-60 mil millones de dólares de Estados Unidos) que asciende alrededor del 3,5% del PIB de Italia. Este proviene principalmente del narcotráfico, tráfico de armas, pero también de empresas aparentemente legales como la construcción, los restaurantes, la hostelería y los supermercados.
La principal diferencia de la Cosa Nostra siciliana, reside en los métodos de reclutamiento. La ‘Ndrangheta recluta a sus miembros siguiendo el criterio de la relación de sangre, de lo que resulta una extraordinaria cohesión dentro del clan familiar, la cual contribuye a la dificultad para investigar esta organización.
Normalmente se espera que los hijos de ‘ndranghetisti sigan los pasos de sus padres, pasando por un proceso de aprendizaje durante su juventud que los lleva a convertirse en picciotti onorati (jóvenes de honor) antes de pasar a entrar en la organización como uomini d’onore (hombres de honor).
La existencia de pentiti (arrepentidos) entre los ‘ndranghetisi es escasa. En el curso de más de un siglo, hasta el año 2002, se han contado solo 157 arrepentidos entre los calabreses, varios de los cuales incluidos por el Estado italiano en el programa nacional de protección de testigos en las últimas décadas.
Las acusaciones en Calabria se ven obstaculizadas también por el hecho de que los jueces y fiscales italianos que tengan una calificación alta en los exámenes pueden escoger su desplazamiento y, en consecuencia, muchos de estos prefieren trabajar lejos de los peculiares y delicados asuntos jurídicos de Calabria.
El ritual de iniciación es paralelo pero algo diferente al de las otras mafias italianas, sin embargo, al igual que ellas, intenta revestirse de origen mítico y de una moral familiar honorable para encubrir su contexto delincuencial y la condición de criminales profesionales de los afiliados.
El «juramento de afiliación» o de paso de un grado a otro, con una antigüedad de más de un siglo, se hace ante un revólver y una pastilla de cianuro con la siguiente advertencia: «Desde este momento no os juzgan los hombres, os juzgáis vosotros mismos.
Si habéis cometido una falta grave, vosotros mismos juzgáis qué camino seguir: o suicidarse con cianuro o dispararse con el revólver. Debéis reservar siempre una bala del cargador. Esa última bala es para vosotros». En el caso de que fuesen interrogados por la policía, se les advierte de recurrir a la omertà: «Si os preguntan de quién sois hijos, tenéis que responder: mi padre es el Sol y mi madre es la Luna.