La sudoración no es una forma de desintoxicación, sino un termorregulador cuya función es mantener un termostato en el cuerpo, las toxinas del cuerpo se eliminan principalmente por el hígado y el riñón.
El sudor humano, que no se mezcla con el manto de capas de la piel (grasa, queratina), contiene agua y electrolitos, principalmente sodio, potasio y cloro, que se pierden con la excesiva sudoración, por lo que debemos reponerlos con la ingestión de líquidos.
La sudoración normal se llama hidrosis; la sudoración excesiva (más de un gramo por minuto), hiperhidrosis, y cuando no se suda, lo cual es muy raro, y se debe a enfermedades genéticas, se padece hipohidrosis o anhidrosis (en la lepra, causada por una bacteria, hay zonas localizadas “un poco más secas”).
La hiperhidrosis local, que se puede presentar sin fiebre, sin ejercicio físico, es la más frecuente en la consulta dermatológica. Si la causa el estrés (aunque no es la única), funciona como mecanismo de defensa, es un termorregulador. Ante el peligro: disminuye la temperatura del cuerpo y empieza la sudoración.
El sudor con mal olor puede ser indicador de alguna enfermedad rara o huérfana, como delfenil-fitonuria, y de afecciones de los aminoácidos de síntesis, que producen un olor como a trapo mojado; algunas afecciones huelen a azufre. En esos casos, se deben realizar estudios del olor o genéticos.
Hay pacientes en psiquiatría que padecen una dismorfobia, una percepción anómala de la realidad: sienten que huelen mal, pero es sólo una creencia que limita sus actividades. Es como un delirio: su mal olor no lo huelen los otros, porque no hay tal.
Que el olor que acompaña al sudor “huela mal” es una construcción histórica. Como no es benéfico para la convivencia social, usamos desodorantes o antitranspirantes, la mayoría de los cuales contienen cloruro de aluminio, adicionado a veces con circonio. Su presentación convencional es en spray, barra o bolita.
Hay quien usa un antitranspirante amigable, sin marca, que contiene piedra de alumbre, pero finalmente es un derivado del aluminio. Otros, usan talco, o una mezcla de bicarbonato de sodio con limón, que puede causar una dermatitis secundaria, o algún tipo de perfume, que sólo enmascara el mal olor.
Los antitranspirantes bloquean la desembocadura de la glándula sudorípara, llamada crocidinchio, y su aroma modifica el olor de las glándulas odoríferas.