Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2020 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito (UNODC), en países de ingresos altos, quienes disponen del 90% de todos los opioides farmacéuticos disponibles para el consumo médico, se ha reportado un incremento en el uso de los fármacos opioides en usos indebidos.
Los opioides se consideran una de las drogas más perjudiciales, debido a que, en la última década, el total de muertes relacionadas con su consumo aumentó un 71% tan sólo en Estados Unidos. Y, según el sitio de la National Library of Medicine de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), al menos 2.1 millones de personas en EUA son adictas a los medicamentos para el dolor.
Uno de los motivos puede ser que, cada vez más, se han usado para el tratamiento del dolor no oncológico con un pronóstico de vida más largo y con el riesgo potencial de tratamiento opioide durante más tiempo, lo que ha llevado a un aumento en el riesgo de su uso indebido. Según los NIH, se calcula que tres cuartos de las personas con adicción a los opioides empezaron consumiéndolos con recetas médicas.
De hecho, la crisis ha llevado a restricciones severas para su acceso a los pacientes con adicción. Los NIH han reportado, en diversos estudios, las elevadas olas de suicidios y las intenciones de llevarlo a cabo entre quienes consumen opiáceos: el 39 % de aquellos cuya peor sobredosis incluía el uso de un opioide o un sedante, declararon que querían morir o que estaban preocupados por los riesgos; otro 15 % declaró que no estaba seguro de sus intenciones.
La crisis de opioides también se vive en países con pocas o nulas restricciones como Nigeria, en donde se calcula que 2.4 millones de nigerianos son adictos a los opiáceos, principalmente porque es de libre uso consumir jarabe para la tos con codeína o medicamentos como tramadol.
Algunas situaciones clínicas como el dolor oncológico en fases precoces, supondrá el empleo de terapia opioide durante más tiempo, lo que probablemente aumente el riesgo de su mal uso; sin embargo, el tratamiento del dolor es un derecho humano. Por lo que el clínico debe estar familiarizado con las conductas de los pacientes, que los lleven al uso del opioide de forma diferente a la prescrita”.
De cualquier forma, sigue existiendo el problema de pacientes que generan adicción a sus fármacos recetados o no por especialistas ¿Por qué pasa esto?