Buena parte de los fallecimientos por sobredosis que se registran cada año en Estados Unidos ocurre debido a esta sustancia, según el Instituto Nacional para el Abuso de Drogas.
Utilizado ilegalmente como aditivo de otras sustancias como cocaína, heroína o cristal para potenciar sus efectos psicoactivos, este opiáceo sintético constituye una grave amenaza para la salud y la vida de los consumidores. Conoce los riesgos de esta droga cada vez más presente en nuestro país.
El 21 de abril de 2016 el famoso músico y cantante Prince Rogers Nelson, mejor conocido como Prince, fue hallado inconsciente en un elevador del edificio donde se alojaba su casa y estudio de grabación en Paisley Park, Chanhassen, Minnesota. Pese a los esfuerzos de los paramédicos, que le aplicaron maniobras de emergencia para reanimarlo, el artista estadounidense de 57 años falleció a los pocos minutos.
Dos años después del incidente, Mark Metz, un fiscal del estado de Minnesota encargado de investigar penalmente el caso, reveló que el también compositor y productor murió tras ingerir una sobredosis de una sustancia que él creyó que era Vicodin —un medicamento que contiene un opiáceo llamado hidrocodona, que le habían recetado como tratamiento contra el dolor— pero que en realidad era otra cosa: un analgésico falsificado mezclado con Fentanilo. Lo mismo le ocurrió hace apenas cuatro meses a Melanie Ramos, de 15 años y estudiante de secundaria en California, al ingerir en un baño de su escuela parte de una pastilla que ella y una amiga creían que era Percocet, medicamento que contiene el opiáceo Oxicodona y también se vende ilegalmente como droga. La pastilla que compartieron Melanie y su amiga, quien sobrevivió, estaba falsificada y mezclada con Fentanilo.
En Estados Unidos estos casos de sobredosis letal con Fentanilo y otros opiáceos sintéticos van en aumento: los Centros de Prevención y Control de Enfermedades (cdc) estiman que más de 105 000 personas murieron así entre 2020 y 2021. Esta epidemia de consumo ha propiciado que la Agencia Antidrogas (DEA) considere estas sustancias una seria amenaza a la salud y la seguridad pública en ese país.
Con el tráfico legal e ilegal de personas y mercancías entre Estados Unidos y México no resulta extraño que en varias zonas de la línea fronteriza y también en nuestro país haya comenzado a registrarse una tendencia similar en el uso y abuso de esta droga “de moda”, situación que pone en gran riesgo a poblaciones de por sí vulnerables y que ha llevado a numerosos expertos en salud pública y adicciones a lanzar un llamado de alerta.