El trastorno afectivo bipolar, el cual se caracteriza por la alternancia de episodios maniacos y depresivos, afecta a alrededor de tres por ciento de la población mundial, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud.
Se trata de un padecimiento que es controlable, pero requiere medicación y tratamiento terapéutico durante muchos años, lo que permite a las personas ser funcionales, sentirse felices en su entorno y convivir de manera adecuada, agrega.
Con motivo del Día Mundial del Trastorno Bipolar, que se conmemoró el 30 de marzo, día del natalicio del pintor Vincent van Gogh, se afirma que esta enfermedad causa deterioro generalizado, y esto se extiende durante dos o tres años; de ahí la dificultad de diagnosticarlo. Luego se pasa a estados de mucha agitación, en los que pareciera que hay una confianza plena de la persona en que puede realizar cualquier actividad, sin encontrar dificultades”, detalla el doctorando del área de psicología y salud.
La salud mental siempre queda en segundo plano, no sólo en este periodo de pandemia, pues pareciera que se deja hasta el final, pese a que es fundamental, y no atenderla contribuye a la generación de otras enfermedades”
Si hay mayor presencia de periodos maniacos, se está frente al trastorno bipolar tipo uno; si son más los periodos depresivos, se trata del tipo dos de este padecimiento.
El diagnóstico suele darse al final de la adolescencia y principios de la edad adulta, entre los 15 y 25 años.
Se debe buscar la ayuda de especialistas –psiquiatras y psicólogos– para que el diagnóstico sea confiable. Se trata de desregulaciones de neurotransmisores con los cuales el cerebro se comunica, y al estar desregulados generan variaciones de estados de ánimo que pueden ser notorios para las personas que rodean a quienes tienen este trastorno.
Los psiquiatras pueden ayudar en la parte relacionada con medicamentos para estabilizar el estado de ánimo; y los psicólogos mediante terapias conductuales que permitan a los pacientes encontrar maneras de vincularse con el mundo externo y desempeñar sus actividades cotidianas en la sociedad.
Hay un deterioro generalizado y esto se extiende durante dos o tres años, de ahí la dificultad de diagnosticarlo”
En el caso de las mujeres, se espera que sean tranquilas y no den problemas, y su trastorno puede pasar desapercibido ante su familia y/o en la escuela.
Ellas tienen mayores solicitudes de consulta cuando son adultas porque hay más síntomas relacionados con depresión. Así vemos cómo las normas culturales afectan a ambos: mientras que para los hombres pareciera que lo normal es la manía, para las mujeres se creería que lo normal es la depresión.