De México para el mundo  

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México tiene 18 denominaciones de origen (DO) o productos originarios de una región geográfica del país que los designa, cuya calidad es formidable y tienen gran importancia económica.

Esa relevancia se mide por su producción, exportaciones, valor agregado y diversificación. La exclusiva lista incluye artículos artesanales, como la talavera de Puebla y Tlaxcala, y el olinalá, una técnica de laqueado originaria del pueblo del mismo nombre, en el estado de Guerrero; así como una resina: el ámbar de Chiapas. También agroalimentarios como el café pluma de Oaxaca, el cacao Grijalva o el arroz Morelos.

La mayoría de las DO, detalló la universitaria, corresponde a bebidas espirituosas, es decir, aquellas con contenido alcohólico procedentes de la destilación de materias primas agrícolas.

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, gran parte de ellas de importancia en el extranjero son elaboradas con agave, con el cual se obtiene el bacanora, de Sonora; el tequila, de Jalisco; el mezcal, típico de Oaxaca; y la raicilla, de Jalisco y Nayarit, a las cuales se suma el sotol, a partir de una especie de maguey endémica de Durango, Chihuahua y Coahuila.

Tan solo en los dos primeros meses de 2025 se exportaron a 147 países, en especial a Estados Unidos, 75.6 millones de litros de tequila y tequila 100 por ciento de agave, que superan a los 59.8 millones de litros en el mismo periodo pero de 2024, de acuerdo con el Consejo Regulador de esa bebida.

Sin embargo, detrás de esas mercancías “orgullo de México”, no todo es “color de rosa”: hay afectaciones al medio ambiente y explotación de pequeños productores, incapaces de

conseguir el sello de “denominación de origen” y por esa causa no obtienen las ganancias que consiguen las grandes empresas.

Las cifras de exportación revelan la vinculación entre “grandes productores y grandes intereses”, mientras que el desarrollo local, de las pequeñas compañías, es marginal. Un hecho documentado es el del tequila, que se elabora de manera artesanal y se compra para ser envasado y revendido por las principales marcas.

Un producto con DO cuenta con ventajas: la principal es la visibilización internacional. Se trata de un escaparate. El caso más emblemático es esa bebida de Jalisco mundialmente conocida, y recientemente el mezcal que se puso de moda en los últimos años. Otros, dependiendo las marcas, logran colocarse en nichos gourmet, como el arroz Morelos.

Cuando el comprador tiene un artículo con sello de denominación de origen sabe que adquiere una calidad formidable, óptima, que está consumiendo tradición, saberes de sus creadores, valor extra, recalcó Tolentino Martínez.

A pesar de que el patrimonio cultural y biológico de México es amplio, el país solo cuenta con 18 DO porque cuesta trabajo conseguirlas y es un proceso largo, reconoció la entrevistada. La entidad encargada de designarlas es el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).

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