La Semana Santa es una celebración muy importante en los países de tradición católica, y en muchas ciudades se celebra en las calles recreando la Pasión, muerte y resurrección de Jesús, como la de Iztapalapa en México, que se ha representado desde hace casi dos siglos.
A diferencia de muchas fiestas relacionadas con Jesús, como la Navidad, que se celebra cada 25 de diciembre, la Semana Santa inicia en fechas diferentes cada año.
En 2023, comenzó el domingo 2 de abril y terminó el domingo 9 de abril; en 2024, comenzó el 24 de marzo y concluyó el 31 de marzo; en 2025, iniciará el 13 de abril y finalizará el 20 de abril. La Semana Santa de 2026 comenzará el domingo 29 de marzo y concluirá el domingo 5 de abril.
El origen de la diferencia en las fechas, en ocasiones de casi un mes, está en el Concilio de Nicea, del año 325, cuando se estableció, entre otros acuerdos, que la Pascua de Resurrección se celebraría el primer domingo después de la luna llena que ocurra tras el equinoccio de primavera.
Esa es la razón de que el inicio de la Semana Santa varíe tanto año tras año.
Si la luna nueva cae el 21 de marzo, entonces el inicio de la Semana Santa se traslada a la siguiente luna nueva, es decir, un mes después, por eso a veces cae en marzo y a veces cae en abril.
Para resolver los desacuerdos y disputas dentro de la Iglesia, el emperador Constantino convocó a un concilio que se llevó a cabo en Nicea, actualmente la ciudad de Iznik, en Turquía. Fue la primera reunión o sínodo de los obispos de la Iglesia católica para tratar algunos temas controvertidos. Se insistió en que no coincidieran las dos Pascuas y que debía celebrarse en domingo.
Esto tiene que ver también con que después de la destrucción del templo de Jerusalén, en el año 70, las primeras iglesias cristianas comienzan a diferenciarse de los judíos. Y, a partir posiblemente del siglo dos o tres, comienzan a hacerse las alegorías de la Pascua judía con la Pascua cristiana.
Para los cristianos, el cordero pascual que se comía durante la Pascua judía fue sustituido por un nuevo cordero, un nuevo sacrificio, que era Cristo, el nuevo cordero, la nueva Pascua.
Todas esas alegorías tenían la finalidad de vincular el Nuevo Testamento con el Antiguo Testamento, porque no era posible dar un corte tan tajante. Todo el Antiguo Testamento se alegoriza como una premonición del cristianismo.