El impacto de los videojuegos ha dado un giro significativo desde sus inicios, de ser una herramienta de entretenimiento se han convertido en un medio de aprendizaje efectivo, narró José Ángel Garfias Frías, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.
En entrevista para UNAM Global, el especialista explicó que la principal diferencia entre los videojuegos de entretenimiento y los educativos radica en sus objetivos.
Mientras que los primeros buscan simplemente la diversión, los segundos están diseñados para enseñar o mejorar habilidades específicas. Sin embargo, esta distinción no es tan tajante como parece.
De hecho, los videojuegos educativos modernos, como los desarrollados por grandes compañías como Nintendo, han logrado integrar el aprendizaje dentro de experiencias lúdicas, que además han desafiado la idea tradicional de que aprender es aburrido.
Para Garfias Frías los videojuegos educativos son herramientas interactivas diseñadas para enseñar conceptos y habilidades mediantes el juego.
A diferencia de los títulos tradicionales, estos combinan el entretenimiento con metodologías pedagógicas y aprovechan la interactividad para facilitar el aprendizaje.
Su origen se remonta a los primeros experimentos en software educativo de las décadas de 1970 y 1980, cuando los desarrolladores exploraron el potencial de la tecnología para enseñar matemáticas, lectura y lógica de manera lúdica. “Han intentado combinar el aprendizaje con la diversión”, explicó.
Ejemplos de estos primeros videojuegos incluyen Donkey Kong Jr. Math para la consola de Nintendo y los títulos basados en el programa Plaza Sésamo, diseñados con un propósito educativo. Sin embargo, en ese entonces predominaba la idea de que aprender era aburrido. Con el avance de la divulgación científica y la necesidad de hacerla más atractiva, los videojuegos educativos comenzaron a integrar cada vez más elementos de entretenimiento.
Desde entonces, estos juegos han sido aplicados en múltiples áreas, desde la educación escolar hasta la formación médica y militar, demostrando que pueden ser herramientas poderosas para el aprendizaje y la resolución de problemas complejos.
Estudios realizados en el Woodrow Wilson Center confirmaron que el aprendizaje mediante videojuegos no solo era posible, sino que podía mejorar habilidades específicas.
Por ejemplo, investigaciones revelaron que los médicos que jugaban videojuegos tenían mayor coordinación mano-ojo y precisión en procedimientos quirúrgicos que aquellos que no lo hacían. Estos hallazgos ayudaron a consolidar el estudio académico de los videojuegos y su impacto en diversas áreas del conocimiento.