Muñequita zapatista o “Cuando una mujer avanza, no hay hombre que retroceda”

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Más que simples cosas, el contexto, trabajo e iconicidad que cada objeto posee, puede llegar a contener un valor tanto emocional y simbólico como social e histórico, como ocurre con muchos de los bordados heredados y resguardados generacionalmente que recogen en cada puntada mucho más que una técnica de tejido, como es el caso de la muñequita zapatista, un trabajo que simboliza la lucha y emancipación de miles de mujeres alrededor de todo el mundo.

El centro cultural y académico Casa del Tiempo alberga la exposición La Muñequita Zapatista y la lucha de las mujeres dignas y rebeldes en la que la doctora Ambar Varela Mattute, egresada del Posgrado en Ciencias Antropológicas de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), comparte con el público una serie de bordados con los que las zapatistas hablan de su historia e invitan a otras a romper con la violencia y rebelarse contra las prácticas patriarcales que las consumen y rodean.

Cada uno de los cuadros muestra diversos objetos hechos con aguja e hilos con la figura de una fémina de trenzas que porta pasamontañas, asociados siempre con frases que han acompañado al movimiento de liberación femenina como: “¿Cuándo nos rendiremos?… Nunca”, “Sin mujeres no hay revolución” o “Cuando una mujer avanza, no hay hombre que retroceda”.

En entrevista Varela Mattute dijo que, trabajando en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, descubrió estas piezas con frases de empoderamiento e iconografías vinculadas a los movimientos zapatista y feminista, en las cuales vio la necesidad de profundizar y conocer las historias que guardaban, por lo que pensó necesario dedicar su proyecto de doctorado a investigar todo de ellas, para ello habló con decenas de mujeres que aportaron los objetos que componen esta exposición.  

Portavasos, separadores de libros, aretes, servilleteros, bolsas y camisas, son sólo una selección de los muchos elementos creados por el Colectivo de Mujeres en Resistencia, que a partir de 2018 la autora fue recabando en búsqueda de historias que dieran razón a este potente símbolo que le ha dado la vuelta al mundo, el de la muñequita zapatista.

“Mujeres de todo el mundo conectaban con estas indígenas a través de un textil, y al preguntarle a muchas de ellas por qué elegían llevárselos, había una respuesta constante: porque representan una lucha común por nuestros derechos, pese a la distancia territorial que puede haber, la reyerta es la misma, pero con diferentes matices” y esa solidaridad y sororidad se va tejiendo en las trencitas de las muñequitas, añadió Varela Mattute.

Ahí la relevancia de estos objetos, pues todas las personas que rodean externamente al movimiento como activistas, organizaciones o académicos, ya han contado su versión del movimiento, sin embargo,  con estos objetos bordados cuentan cómo vivieron la historia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), desde la mirada femenina.

Al platicar con las artesanas decían que no ha sido fácil ganar en el campo de los derechos, mas se han sentido inspiradas por otras mujeres del mundo que salen a las calles y piden justicia y libertad, empujándolas a hacer lo mismo desde sus lugares y con sus herramientas de trabajo, para así hacerles saber a otras que no están solas, que la lucha digna y rebelde es vital y debe continuar.

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