Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga “Gabriela Mistral” fue una poeta chilena, diplomática, pedagoga, profesora y activista por los derechos de la infancia. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1945. En 1922 fue invitada a México por José Vasconcelos, con el objetivo de apoyar la reforma educativa y en la creación de bibliotecas. En 1951 recibió el Premio Nacional de Literatura en Chile. Otras de sus obras fueron: Tala (1938), Lagar (1954), Motivos de San Francisco (1965), Poemas de Chile (1967), entre otras.
Nacida en una familia de recursos modestos, Mistral se desempeñó como profesora en diversas escuelas y se convirtió en una importante pensadora respecto al rol de la educación pública, llegó a participar en la reforma del sistema educacional mexicano. A partir de la década de 1920, Mistral tuvo una vida itinerante al desempeñarse como cónsul y representante en organismos internacionales en América y Europa.
Fue contratada por el gobierno de México a petición del ministro de educación José Vasconcelos, quien había desatado sobre el país una especie de movilización general en favor de la enseñanza rural. Gabriela Mistral viajó a México en junio de 1922; trabajó para el gobierno mexicano en la conformación de su nuevo sistema educativo, modelo que se mantiene casi en su esencia, pues solo se le han hecho algunas reformas.
En el momento en que toca suelo mexicano, la impresiona la amplitud del movimiento en que de pronto se encuentra inmersa. Ella, que proviene de un país de lentos cambios sociales, de pronto se halla en el epicentro de un gran tornado. La reforma de la escuela campesina tocaba sus fibras íntimas: lo rural, lo campesino, lo popular, la lectura como medio preferencial, la creación de bibliotecas. Es decir, justo el revés de la pedagogía gris y vituperada de su propio terruño.
Mistral tenía diabetes y problemas cardíacos; padecía arteroesclerosis cerebral, que le ocasionaba problemas de orientación. Luego de haber sufrido una hemorragia en su casa y tras la recomendación de su médico, Martin Goldfarb, ingresó al Hospital General de Hempstead en Nueva York el 29 de diciembre de 1956 a causa de un cáncer de páncreas; recibió la extremaunción el 2 de enero de 1957 y dos días más tarde entró en coma, mientras que el día 8 recibió la bendición papal por parte del sacerdote chileno Renato Poblete.
Falleció a las 5:18 del 10 de enero de 1957, a los 67 años; su cuerpo fue trasladado el mismo día a la funeraria Frank Campbell de Nueva York, en la intersección de la calle 81 y la Avenida Madison, para ser embalsamado.
En su testamento estipuló que el dinero producido por la venta de sus libros en América del Sur debía destinarse a los niños pobres de Montegrande, donde pasó sus mejores años de infancia, y el de la venta en otras partes del mundo a Doris Dana y Palma Guillén, quien renunció a esa herencia en beneficio de los niños pobres de Chile.
Esta petición de la poeta no se había podido realizar debido al decreto 2160, que derivaba los fondos a editoriales e intelectuales. Este decreto fue derogado y los ingresos producto de su obra llegan a los niños de Montegrande en el valle del Elqui.