Para fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la capacidad de memoria, el sentido de pertenencia a un grupo social y reducir la depresión, cada persona debe dar o recibir de cuatro a ocho abrazos al día, coinciden especialistas
En particular, es importante en los extremos de la vida (bebés y adultos mayores). Todos lo necesitamos y se vuelve cada vez más indispensable a medida que avanza la edad.
Los especialistas refieren que no se trata de una relación directa –lo hago y te vuelves más inteligente– pero sí ayuda a disminuir los niveles de cortisol, pues dicha hormona está relacionada con el manejo del estrés, el cual cuando sube demasiado comienza a eliminar las neuronas y evitar la neurogénesis.
Se recalca que brindarlo incrementa la producción de serotonina y dopamina, lo que eleva la sensación de bienestar y placer.
Es una conducta que puede tener un costo bajo y varios beneficios, pero es recomendable aprender a hacerlo, distinguir bien qué se busca al ofrecerlo y cómo puede interpretarlo la otra persona.
A partir de las experiencias donde se ha mostrado que el contacto físico, piel a piel (por ejemplo, gemelos), favorece el desarrollo de los individuos, se creó lo que se conoce como abrazoterapia, que sugiere dar de cuatro a ocho abrazos al día, subraya.
El contacto interpersonal también genera que nuestras neuronas se mantengan saludables. Lo que mata a estas no es el estrés per-se, sino que se carezca de un periodo de reposo, pausa o restauración entre un episodio de tensión y otro.
Existe un caso que se documentó en la Segunda Guerra Mundial, cuando un hospital fue bombardeado principalmente en el área de maternidad. Un bebé no alcanzó cunero y fue colocado en un armario donde se guardaban las escobas e instrumentos de limpieza. Fue el único que sobrevivió, porque al parecer cada que las personas encargadas de asear acudían y lo abrazaban, le daban calor, mientras que los otros solo tuvieron cuidados, pero no contacto físico.