Existen personas que no pueden definir sus sentimientos o dicen sentirse vacíos; pueden estar hablando literalmente y cuando lo anterior ocurre suelen manifestarlo mediante enfermedades corporales. Por ello, requieren del apoyo profesional de alguien que les muestre cómo hacerlo, explicó Gerardo Mora Gutiérrez, académico de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Psicología (FP).
En una entrevista publicada en la Gaceta de la UNAM, el especialista en intervención clínica en adultos y grupos por la FP precisó que nuestro cuerpo está estrechamente ligado a los pensamientos, pero cuando no podemos definir o interpretar los estímulos afectivos del exterior, incluyendo el espacio que habitamos o las personas que enfrentamos, el cuerpo enferma.
Una de las formas a través de las cuales podemos modificar esta interpretación es la psicoterapia, ya que ofrece una amplia gama de posibilidades de reinterpretar el mundo o inclusive resignificarlo o simbolizarlo de forma distinta; reflexionar en torno a cómo se percibe y se está en el entorno, agregó el investigador.
No obstante, algunos fármacos tienen un efecto “apaciguador” de los pensamientos que distorsionan la realidad exterior e inclusive corporal, por lo que puede modificarse, específicamente en afecciones psíquicas como la psicosis o las condiciones mentales que afectan el curso y tránsito de los procesos como el pensamiento, la percepción o los afectos, dijo Mora Gutiérrez.
Durante la charla Manifestaciones corporales de los conflictos psicológicos y el vacío mental, el experto indicó que lo ideal es ayudar a las personas a expresar lo que sienten por medio del reaprendizaje en terapia, pero en casos especiales es posible recurrir a químicos que faciliten el proceso.
La relación que establecemos con el dolor, desde la psicología, es muy importante porque hay cuerpos que se entregan al dolor como experiencia de vida, cuando de pronto una persona con fibromialgia pierde la sensación excepto el dolor hay mucho que hacer terapéuticamente porque podemos moldear el cuerpo, no desde una terapia física, sino ir mediando las sensaciones para que ese dolor se disipe o, por lo menos, tenga cabida en otro sitio desde el punto de vista del autocontrol.
El especialista en psicosomática y familia recordó que, desde los años 50 del siglo pasado, el psicólogo René Spitz documentó el deterioro de los bebés cuando no son cuidados ni sostenidos (abrazados) o reciben afecto de una madre pues algunos se psicotizan, otros tienen daño neurológico o presentan comportamientos antisociales.