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El abuso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) podría desencadenar trastornos como el tecnoestrés, una alteración que provoca consecuencias negativas en diversos aspectos de la vida.
La profesora investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, Erika Villavicencio Ayub, advierte que el uso excesivo de tecnologías en los ámbitos laboral, escolar y personal podría generar ansiedad, problemas cognitivos, del sueño, dificultad de concentración, alteraciones de memoria, inseguridad, síntomas respiratorios, cardiovasculares y gastrointestinales, entre otras afectaciones.
Villavicencio Ayub informó que en la Facultad de Psicología de la UNAM se cuenta con instrumentos que miden el tecnoestrés, la tecnoadicción y la tecnodependencia. La experta también destacó la importancia de aprender a utilizar la tecnología de manera adecuada para “elevar los niveles de éxito y evitar que nos provoque alteraciones en la salud.”
El tecnoestrés es un “estado psicológico negativo derivado de la introducción y uso de las tecnologías”, según Villavicencio Ayub. En 2022, México ocupó el noveno lugar en el ranking mundial de países con mayor número de internautas, con 98 millones de usuarios conectados, por detrás de China, India, Estados Unidos, Indonesia, Brasil, Rusia, Japón, Nigeria y Alemania. Además, el país se situó entre los primeros puestos en América Latina en cuanto a conexión a internet.
Al ofrecer una conferencia sobre tecnoestrés, Erika Villavicencio Ayub recordó que la pandemia provocó una reconfiguración en el uso de las TIC. En los últimos años, el porcentaje de población mayor de seis años y adultos que utilizan internet se incrementó en un 78%, principalmente mediante Facebook y WhatsApp, así como para la búsqueda de información, movimientos bancarios, descarga de software o interacción con servicios gubernamentales.
“En promedio, los mexicanos utilizamos internet alrededor de 4.8 horas diarias; las personas que más lo usan están en el rango de 12 y 34 años, con un consumo de entre 5.5 y 6.3 horas al día; mientras que los que menos la utilizan son los grupos etarios de entre seis y 11 años, y aquellos de más de 55”, acotó.