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Un atleta completo como el medallista olímpico, Muhammed Ali sufre de Párkinson, y para él esta enfermedad es su pelea más dura. “No, no duele. Es difícil de explicar. Me están poniendo a prueba para ver si sigo rezando, para ver si mantengo mi fe. Dios pone a prueba a toda gran persona”.
En 1997 la Organización Mundial de la Salud declaró el 11 de abril como Día Mundial del Parkinson, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de James Parkinson, neurólogo británico que en 1817 describió lo que en aquel tiempo llamó Parálisis Agitante.
El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso, de carácter crónico y progresivo, que se asocia a rigidez muscular, dificultades para andar, temblor y alteraciones en la coordinación de movimientos.
Debido a lo anterior podemos es necesario mencionar que los trastornos neurológicos son enfermedades del sistema nervioso central y periférico, es decir, del cerebro, la médula espinal, los nervios craneales y periféricos, las raíces nerviosas, el sistema nervioso autónomo, la placa neuromuscular, y los músculos.
En la actualidad cientos de millones de personas en todo el mundo sufren trastornos neurológicos. Más de 6 millones de personas mueren cada año por accidentes cerebrovasculares, y más del 80% de estas muertes se producen en países de ingresos bajos o medianos.
Más de 50 millones de personas en todo el mundo tienen epilepsia. Según los cálculos, 47,5 millones de personas en todo el mundo padecen demencia, y se diagnostican 7,7 millones de casos nuevos cada año.
Conforme a las causas de esta enfermedad podemos encontrar que, se han identificado mutaciones genéticas específicas que la causa. Sin embargo son poco comunes, salvo que varios miembros de la familia padezcan Parkinson. Asimismo a exposición a ciertas toxinas o factores ambientales puede aumentar el riesgo de tener la enfermedad de Parkinson en el futuro, pero el riesgo es relativamente menor.
Dentro de esta enfermedad podemos encontrar que, el temblor es uno de los síntomas motores del Párkinson y también el más conocido. Sin embargo, existen otros síntomas que en muchas ocasiones son más invalidantes, como son los síntomas no motores. Entre estos destacan los problemas del sueño, la depresión, los trastornos de control de impulsos, o los problemas cognitivos.