Un calentamiento de 1.5 ºC en la temperatura del océano durante los próximos años destruiría “entre 70 y 90 % de los arrecifes de coral, mientras que un aumento de 2 ºC significaría casi 100 % de pérdidas, es decir, un punto de no retorno”; esto de acuerdo con un reporte de la Organización de las Naciones Unidas titulado Cómo afecta el cambio climático a los océanos del planeta.
Por su parte, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) afirma que desde el inicio del siglo XX la temperatura global de los océanos ha aumentado 0.88 °C y, en ciertas zonas, hasta 1.01 °C. Este incremento, difundido en el estudio Oceans and Coastal Ecosystems and Their Services, se ha visto acompañado por una intensificación del 54 % de olas de calor marinas en los últimos 100 años.
Este tipo de eventos extremos, explica el IPCC, pueden tener efectos dañinos en los ecosistemas marinos y las comunidades humanas que dependen de ellos, ya que el agua de mar absorbe y libera calor más lentamente que el aire, las temperaturas extremas en el océano no son tan pronunciadas como en la Tierra, pero pueden persistir durante mucho más tiempo, a menudo durante semanas o meses, sobre áreas que cubren cientos de miles de kilómetros cuadrados.
“Las olas de calor marinas pueden ser más perjudiciales para las especies marinas, en comparación con las terrestres, porque las marinas suelen estar adaptadas a ambientes con temperaturas relativamente estables”, añade el informe.
Los corales son los “ladrillos” en la construcción de los arrecifes de coral, así lo asegura Juan Pablo Carricart-Ganivet, investigador de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, y su pérdida ante el aumento de la temperatura del océano transformaría radicalmente la vida en el mar.
“Los corales tienen una relación simbiótica, estrecha, mutualista con algas dinoflageladas que le dan energía al coral para calcificar. El proceso de calcificación es uno de los más importantes dentro del arrecife, porque es por el cual, precisamente, se forman estos “ladrillos” que lo construyen. Las algas le dan esa energía al coral para hacer este proceso y, por su parte, el coral les da dentro de su tejido un lugar donde vivir. Además, les da deshechos metabólicos que el alga utiliza para alimentarse y hacer energía”, subraya.