Investigadores de la UAM buscan combatir la desnutrición con espirulina

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Investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) trabajan en comunidades con alto grado de marginación donde la desnutrición es un problema grave para incluir, por su alto valor nutricional, la espirulina en el cuadro alimentario, señaló la doctora Mónica Cristina Rodríguez Palacio en la Casa de la Primera Imprenta de América. (Minuto 14:52)
La académica del Departamento de Hidrobiología en la Unidad Iztapalapa explicó, al participar en el Ciclo Sábados Científicos –organizado por la División de Ciencias Biológicas y de la Salud, la Oficina de Divulgación de las Ciencias y las Humanidades y la Coordinación de Extensión Universitaria del citado plantel– que el objetivo principal es establecer cultivos y convertirlos en una alternativa de proteína a estas localidades donde el alimento principal son tortillas y frijoles.
“Deseamos establecer estos cultivos, enseñar la importancia de la espirulina y cómo beneficiaría incorporarla a su dieta y que las comunidades aprendan a cultivarla y a consumirla pensando en una mejora nutricional, además que en un futuro pueda verse también como una fuente de ingreso para formar cooperativas o equipos que puedan comercializarla”.
Esta labor se ha venido realizando durante varios años, primero con un convenio con la Universidad Iberoamericana (UIA) de Puebla a través del Proyecto Cultivos de Algas, Usos Potenciales y del Proyecto de Extensión Comunitaria (PEC), en el que también intervienen profesores de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Casa abierta al tiempo.
En la planta de cultivo de algas de la UIA se decidió –como no es posible contar con una infraestructura tan grande en las comunidades– cultivarla en el exterior para evaluar su resistencia a los cambios ambientales para llevarla a las comunidades, citó la también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Después de algunos estudios de calidad para ver si esa alga realmente tiene los valores que marcan las normas oficiales en cuanto a proteína y fibra, entre otros, “se procedió al secado para comprobar también que no había crecimiento de bacterias u otros organismos contaminantes que generaran problemas por posibles metales pesados”.
Rodríguez Palacios precisó que una vez listo el trabajo con la espirulina se vincularon al Proyecto de Extensión Comunitaria, mediante el cual existía el contacto previo con las poblaciones con necesidades específicas.
“Se pretende que la UAM y nosotros como investigadores tengamos que realizar labor de difusión, vinculación con la sociedad para transferir esta tecnología que se está desarrollando y no sólo quedarnos con la información dentro del aula o el laboratorio, sino transmitirla para que tenga un impacto”.

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