Algunos decían que era un animal con alas, otros que era mitad canguro mitad lagarto, otros que era un murciélago y los más atrevidos afirman haberlo visto en el patio de su casa. Lo cierto es que entre 1994 y 1996, el mito del “Chupacabras” tomo tal fuerza entre la población, que pueblos enteros se negaban a salir por las noches temerosos de encontrase con ese demonio.
En la escena política vivíamos un cambio de presidente, Carlos Salinas de Gortari concluía su periodo presidencial 1988-1994 y entraba Ernesto Zedillo Ponce de León, tras el asesinato del candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, Tijuana, y se afirmaba que la aparición del Chupacabras, era para tratar de desviar la atención de la gente de los verdaderos problemas.
Reces degolladas y sin sangre en su cuerpo, eran la noticia que todos los mexicanos veían en el noticiario “24 horas” con Jacobo Zabludovsky, lo que acrecentaba aún más la histeria colectiva. Sin embargo, del “chupacabras” ya se hablaba en isla de Puerto Rico, cuando Madeley Tolentino declaró haber sido su víctima. De acuerdo con su testimonio, el chupacabras es parecido a un extraterrestre, de baja estatura y con picos en la espalda.
En el imaginario colectivo de la gente, el asesino de ovejas comenzó a ser visto por todas partes, en Puebla, Morelos, Chalco, y varios puntos rurales más de aquel México, pero, a ciencia cierta, nadie atinaba a decir que era realmente lo que mataba reces y borregos.
Incluso se hablaba que en algunos poblados la gente comenzó a organizarse para hacer guardias y defender el poco ganado que tenían, y de paso cazar a la bestia que atacaba en medio de la oscuridad.
Conforme avanzaba el sexenio de Zedillo, el chupacabras se fue quedando en el cajón del olvido y la gente comenzó a hablar de otras cosas. Y aun así a 26 años de ese hecho que vivió la sociedad mexicana, algunos afirman que sigue rondando por los campos de semillas y ranchos de la sierra.
“El Chupacabras”, el mito que generó histeria colectiva
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