La Luna, proveedora de minerales para fabricar celulares y computadoras, ¿es posible?

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La Luna, satélite natural de la Tierra, ha sido importante para la humanidad en todos los sentidos; se trata de un elemento básico, fundamental, de nuestro proceso civilizatorio, afirma el investigador y exdirector del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, José Franco.

Hasta ahora cinco países han realizado el sueño de volar y alcanzar con sus misiones espaciales al objeto celeste más brillante de la noche, el cual ha sido motivo de inspiración en todas las artes. “La Luna está con nosotros, es parte de nuestra herencia y cultura”, añade el astrónomo.

Por las condiciones tan inhóspitas del ambiente lunar, aún hay una serie de problemas por resolver antes de que sea posible tener a un grupo de seres humanos “pasando una temporada larga por allá”: invernaderos para cultivo de alimentos o la disponibilidad de agua, por ejemplo.

En cambio, las próximas misiones espaciales no tripuladas podrían tener por objetivo la minería robotizada en asteroides y dicho satélite, ya que en nuestro planeta algunos minerales son escasos y necesarios en la fabricación de computadoras, teléfonos inteligentes y otros aparatos electrónicos; es decir, a su relevancia científica y cultural se suma la económica, subraya el doctor en Física por la Universidad de Wisconsin- Madison.

El viaje del Apolo 11 fue un momento único de la historia; la caminata, el 20 de julio de 1969, y el retorno seguro de la misión “nos hizo darnos cuenta de que nosotros, como miembros de la raza humana, podemos lograr lo que sea, con recursos y tecnología, si estamos preparados para combinar nuestros esfuerzos y trabajar juntos por el beneficio de la humanidad”, dijo U Thant, entonces secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La Luna carece de atmósfera y campo magnético, razón por la cual la radiación y el viento solar caen sobre su superficie “sin filtros”, de forma directa, al igual que los rayos cósmicos o los meteoritos. Su periodo de traslación alrededor de la Tierra es igual a su lapso de rotación alrededor de su propio eje: un día lunar es equivalente a 28 días terrestres.

En el lugar, la temperatura en la superficie puede subir a más de 100 grados centígrados durante el día y pasar a menos 150, en la noche. “La variación es tan grande, que para cualquier organismo es imposible sobrevivir sin protección adecuada”.

Su superficie está llena de un polvo que es resultado de los impactos de meteoritos que chocan a altas velocidades, los cuales derriten un pedazo de corteza que se levanta y al enfriarse se cristaliza. Ese material, llamado regolito, es demasiado abrasivo, como vidrio molido, y puede generar muchos problemas si llega a los pulmones.

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