García Luna recibía del narco entre 1 y 1.5 millones de dólares cada mes, según testigo

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Sergio Villarreal, “El Grande”, otrora líderes del Cártel de los Beltrán Leyva, fue el primero en testificar en contra de Genaro García Luna en una Corte de Nueva York y entre lo que declaro fue que, el ex mando policiaco y mano derecha de Felipe Calderón Hinojosa, recibía sobornos de parte

del cartel de Sinaloa que podrían haber ascendido, en algunos meses, a hasta 1.5 millones de dólares.

Además, aseguró ante el juez, en una ocasión Arturo Beltrán Leyva ordenó secuestrar a García Luna en la carretera de Cuernavaca, como represalia a que la Policía Federal combatía más a su organización criminal que al “Mayo” Zambada.

A un día de haber iniciado el juicio, con un  jurado compuesto por 12 miembros, cientos de volúmenes de evidencia de los fiscales y una defensa que se aferra a tumbar todas las evidencias y hacer creer que Luna es un padre de familia ejemplar, el primer testigo, un narcotraficante que fue aprehendido por la Marina en un fraccionamiento de lujo en Puebla y fue condenado a 49 años de prisión pero salió libre tras un  acuerdo con la justicia estadounidense en 2019, dijo que conocía a Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”, por lo que se presume que pueda ser el siguiente testigo.

El Grande quien, de acuerdo al columnista Héctor de Mauleon, confesó que desatado una “limpia” en Morelos por órdenes de Arturo Beltrán Leyva, “limpia” que implicó la muerte y la tortura de al menos 90 personas, a muchas de las cuales él mató con sus propias manos –entre estas, a Mario Pineda Villa, El Borrado, hermano de María de los Ángeles Pineda Villa, la esposa del alcalde de Iguala José Luis Abarca, implicado en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Las crónicas periodísticas señalan que en el juicio, se vio a García Luna con un traje y de buen humor, mandando besos a sus hijas y esposa y saludando efusivamente a sus abogados.

El mando policiaco es acusado por fiscales de Estados Unidos por cargos de narcotráfico y por conspirar con el mismo cartel de Sinaloa.

Como testigo protegido bajo el nombre clave, “Mateo”, Villarreal asevero en la corte que con la ayuda del gobierno mexicano el cartel de los Beltrán Leyva creció en términos de territorio, pero fue también muy específico sobre cómo, supuestamente, García Luna apoyó al grupo que

entonces dirigía «El Chapo». «Era de gran ayuda porque pudimos crecer y minimizar a nuestros rivales».

El Compa o el Tartamudo, asi se le conocía a García Luna en el bajo mundo, cuando era director de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), ya aparecía en la nómina del cartel y se le siguió pagando hasta la muerte de Arturo Beltrán Leyva. El apoyo económico era para que la AFI se asegurara tener ruta libre para que el cartel transportara sus cargamentos y los delincuentes recibieron camionetas, uniformes y credenciales que los identificaban como agentes de la AFI y que les permitían camuflarse y portar armas,

El Grande aporto información sobre que el mando policiaco les proporcionaba información sobre

operativos de seguridad, investigaciones en contra de miembros del cartel y datos que les pudieran ser útiles para atacar a grupos enemigos.

De acuero a Héctor de Mauleón, Villarreal era un Exjudicial federal destacado en Torreón, mediante la compra de autoridades primero de Coahuila y luego de Durango y Chihuahua, El Grande formó un ejército violentísimo dedicado al narcotráfico y asentó su bastión en la región lagunera, en donde gozó de protección absoluta y tuvo a su servicio a policías de Lerdo, Torreón y Gómez Palacio.

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