Crean videojuegos para rehabilitación tras infartos cerebrales

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Mal utilizados, los videojuegos pueden ser perjudiciales y adictivos; sin embargo, tienen gran potencial terapéutico y podrían usarse en la rehabilitación de pacientes con enfermedad vascular cerebral (o ictus), padecimiento que hasta 2021 era la séptima causa de muerte en México con 37 mil decesos (la mayoría hombres mayores de 65 años), según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Esta afección es la principal responsable mundial de discapacidad en adultos y se calcula que en nuestro país hay 118 casos por cada 100 mil habitantes, de los cuales el 20 por ciento fallece en los primeros 30 días, mientras que siete de cada 10 padecerán alguna secuela.

El ictus es una emergencia médica que debe atenderse en los primeros minutos a fin de evitar consecuencias irreversibles. Para minimizar sus efectos y complementar las terapias de pacientes con daño neurológico reciente, el Laboratorio de Aplicaciones Interactivas para la Neuro-Rehabilitación (LANR) del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM desarrolla videojuegos para recuperar movilidad.

Desde hace siete años, el LANR se ha enfocado en el tratamiento de víctimas de infarto o derrame cerebral con secuelas motrices como hemiparesia o hemiplejia, es decir, falta de sensibilidad o de movilidad de medio lado del cuerpo, señala la coordinadora de ese espacio, Ana María Escalante Gonzalbo.

La recuperación de dicha movilidad puede lograrse —hasta cierto punto— con terapias de rehabilitación, pero el objetivo del laboratorio es aprovechar los videojuegos para que los pacientes las sigan sin depender demasiado de un especialista o instalaciones. “La idea es realizarlas en casa con nuestros videojuegos y sensores. Al no ser algo aburrido los sujetos se ven incentivados a comenzar sus terapias no sólo antes, sino con mayor frecuencia e intensidad”.

La rehabilitación se enfoca en estimular el cerebro a partir de la repetición de tareas, aunque —explica Escalante Gonzalbo—  debemos diferenciar entre la rehabilitación física u ortopédica (la tomada por alguien con problemas de rodilla, hombro o codo); y las que estimulan la actividad del cerebro, para casos neurológicos.

 “Tras un infarto cerebral hay un periodo posterior de plasticidad aumentada, en el cual las neuronas cercanas a la zona de la lesión están ávidas de establecer nuevas conexiones. Si aprovechamos este lapso de tres a seis meses y hacemos los ejercicios adecuados se conseguiría una reconexión neuronal apropiada y, por ende, una recuperación neuronal, que si bien no será como antes, sí representará una mejora respecto a no hacer nada”, dice Escalante.

Con esta rehabilitación se puede activar una vía paralela del cerebro de modo que se pueda recuperar un movimiento parecido al anterior a la enfermedad; sin embargo, debemos actuar pronto pues si pasan más de seis meses antes de una rehabilitación, con dificultad se activarán esas neuronas y se caerá en conductas compensatorias, consistentes en usar más el lado sano en vez del dañado.

Alrededor de 100 estudiantes —entre ingenieros, programadores, terapeutas y diseñadores que han hecho prácticas o servicio social  el LANR— han colaborado en el diseño, programación e instrumentación de los videojuegos, así como en el desarrollo de sensores adaptables a la articulación y capaces de detectar la repetición de movimientos, algo vital para recuperar la motricidad tanto gruesa como fina.

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