Si no se usan bajo prescripción médica, los erróneamente llamados enjuagues bucales pueden ser contraproducentes, causando, por ejemplo, mucositis o úlceras.
Su nombre correcto es colutorio bucal para hacer enjuague, que es el acto de utilizar una sustancia para limpiar la boca.
En 1879, el científico Joseph Lawrence y el farmacéutico Jordan Lambert crearon un colutorio y lo bautizaron con el apellido de quien les allanó el camino, el doctor inglés Joseph Lister, primer cirujano en operar en una sala esterilizada con antiséptico pulverizado, lo cual permitió que sobrevivieran más pacientes que antes.
Ese colutorio, gracias a su potente fórmula compuesta por alcohol y aceites esenciales de plantas (eucalipto, mentol, sorbitol, etcétera), vino a solucionar muchos de los problemas de las infecciones y alteraciones bucales generadas por el exceso de microorganismos malos dentro de la boca. Dada la vigencia de su efectividad, después de un par de siglos detonó toda una industria farmacéutica, con enjuagues que hoy se comercializan.
De la boca y tales enjuagues da más detalles el doctor Alejandro Benavides Ríos, profesor en la Clínica Periférica Vallejo de la Facultad de Odontología de la UNAM.
La boca es una cavidad cerrada y húmeda. Contiene una gran cantidad y variedad de microorganismos, una microbiota, que va a depender de desde la dieta hasta la región geográfica donde viven las personas.
La mayoría de los microorganismos que forman la microbiota son Gram-positivos y anaeróbicos facultativos; es decir, pueden vivir sin oxígeno, pero también tienen la capacidad de adaptarse a la presencia de este elemento.
Uno de los que sobresale entre la microbiota bucal normal es el Streptococcus viridans. Los estreptococos beta-hemolíticos y los estafilococos áureos, por su parte, pueden llegar a ser muy perjudiciales, provocando inclusive enfermedades como la endocarditis bacteriana, fiebre reumática y angina de pecho.
En la boca también habitan hongos como la Candida albicans, que cuando hay una descompensación en la microbiota bucal y en el estado de salud general del paciente, se puede manifestar en los niños como candidiasis, conocida comúnmente como “algodoncillo”, y en los adultos, en vez de crecer en “hifas” e ir formando como una “pelusita”, se puede presentar como úlceras muy dolorosas.
Hay tres tipos de colutorios: los estéticos, que sólo complementan la higiene bucal y mejoran el aliento; los terapéuticos, que están indicados ex profeso para una enfermedad; y los preventivos, que contienen flúor.
Los terapéuticos y preventivos deben ser recetados y supervisados por un odontólogo porque pueden causar perjuicios a la dentadura.
Hay colutorios que contienen clorhexidina (agente químico que controla muy bien el desarrollo de bacterias y equilibra la microbiota bucal) y que, utilizados a largo plazo, pueden llegar a generar pigmentación de los dientes o a “hacerlos oscuros”.